domingo, 12 de diciembre de 2010

Inundaciones y vivienda.

Cada año, miles de personas se ven afectadas por los deslizamientos y las inundaciones; vivimos en una tragedia permanente que cuesta dinero y vidas y que puede ser perfectamente evitada con un poco de carácter y sentido común.


Las construcciones ilegales en las riveras de los caños, lagos, embalses, ríos o quebradas no puede permitirse porque en general estos son terrenos inestables o son terrenos que son afectados por crecidas estacionales o súbitas que ponen en peligro las viviendas, los enseres y la vida de quienes construyen allí. Además hay que pensar que la mayoría de estas construcciones usan estos cuerpos de agua como drenaje y como botadero de basura lo cual deteriora su calidad y los hace peligrosos para el consumo humano o su uso agrícola o industrial. Una tercera consideración es que en las cercanías de los cuerpos de agua, suelen vivir los vectores de varias enfermedades tropicales –como el dengue, el paludismo o la bilharzia- que terminan invariablemente afectando a quienes viven en sus orillas. Además, la construcción de viviendas en las márgenes de los ríos trae consigo desforestación y por lo tanto causa erosión en las mismas lo cual reduce la vida útil de los embalses y dificulta el uso del agua para el consumo humano.


Un caso claro de esto lo constituyen los embalses que suministran agua a la ciudad de Caracas. Enormes barriadas se han establecido en las riveras de La Mariposa y de Lagartijo y sus aguas negras caen en sus aguas y por lo tanto terminan en los grifos de los habitantes de Caracas, aumentando los casos de hepatitis A, meningitis, amibiasis y diarreas con un enorme costo para los sistemas de salud del país, para las empresas cuyo personal no puede ir a trabajar y en calidad de vida de los habitantes de la ciudad.


Otro caso emblemático son las inundaciones estacionales que ocurren en las cercanías del lago de Valencia. Los ciclos de crecimiento y decrecimiento del Lago de Valencia se han determinado ya con claridad y constituye una irresponsabilidad de las autoridades permitir la construcción de viviendas a su alrededor pues invariablemente terminarán anegadas con las consecuencias que ya todos sabemos.


Pero quizá el caso más emblemático –reciente y sin embargo olvidado- fue la tragedia de Vargas en el año 1999. Las lluvias torrenciales causaron 20mil muertos, miles de desaparecidos y miles de millones en pérdidas. Sorprendentemente hoy en día vuelve a haber construcciones en los mismos lugares que mostraron ser inestables o cauce de torrentes en esa oportunidad.


Los venezolanos no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando un nuevo desastre. Hay que empezar a prepararse y la mejor preparación –incluso mejor que la de equipar y entrenar a nuestras fuerzas de protección civil, cosa que no debe olvidarse- es la de evitar los riesgos e interceptar las tragedias antes de que sucedan.


Hay que diseñar un plan. Un plan coherente, aplicable a corto, mediano y largo plazo, un plan que sea aplicado con constancia y sin miramientos populistas y que pueda ser ejecutado de una manera sostenible en el tiempo y no solo cuando haya chorros de ingreso petrolero.


En primer lugar no se puede seguir permitiendo que las personas construyan viviendas –sin importar su calidad- en lugares de riesgo como terrenos inestables o en las cercanías de ríos o quebradas. Hay que dejar en claro que no se trata de una medida en ataque de los pobres –todo lo contrario- se trata de una medida para su protección y beneficio: Si logramos evitar que se construyan viviendas en los lugares de riesgo, evitaremos cada año las situaciones de emergencia en las que miles de personas pierden sus viviendas, sus enseres y en muchos casos la vida; así como la posterior presencia de grupos de damnificados a los que no hay donde reubicar y que pasan semanas, meses o hasta años brincando de albergue en albergue.

En segundo lugar, hay que buscar el mecanismo para ir reubicando paulatinamente a las personas que ya viven en zonas de riesgo. Esta es una tarea que no es fácil, será costosa y sus dimensiones son titánicas, pero es mejor trabajar ahora que en medio de un desastre –como el de Vargas- . Cómo hacerlo? Pues hay que construir desarrollos urbanísticos en sitios seguros e ir reubicando a la gente barrio por barrio. Y hablamos de desarrollos urbanísticos enteros y no solo de viviendas, esto quiere decir que estos desarrollos deberían contar con escuelas, liceos, ambulatorios, espacios comerciales y culturales y áreas para establecer en el futuro polígonos industriales y transporte público de calidad. Los venezolanos ya hemos hecho esto antes –y lo hemos hecho con éxito a gran escala en la alguna vez radiante Ciudad Guayana- así que no es una tarea que no podamos realizar. Es costoso, pero parte se puede financiar con lo que los reubicados deberán pagar por sus nuevas viviendas. Hay que recordar que en su mayoría, los barrios en peligro se encuentran en terrenos invadidos y quienes viven allí no son dueños de esos terrenos, por lo que la oferta de una vivienda propia no tiene porqué sonar un-atractiva para ellos.


Queda además el problema de qué hacer con los barrios que han sido desalojados. En primer lugar habría que demolerlos. Los escombros –que serán muchos- podrán usarse para obras de infraestructura como represas o para construir diques que protejan algunas zonas de la crecida de los ríos o como relleno para puertos, aeropuertos o en zonas costeras. Posteriormente, habrá que reforestar estos espacios e integrarlos nuevamente a las ciudades en forma de parques, de áreas protegidas o de reservas forestales y de fauna de tal manera que no puedan ser invadidos de nuevo.


Cierto que un plan cómo este podría ser muy impopular, pero los venezolanos no somos tontos y si se explica a la gente de una manera inteligente y clara el porqué de estas medidas hay muy buenas oportunidades de reducir –o incluso eliminar- el malestar social que podrían causar. También se trata de un proyecto costoso, pero si se implementa de manera cuidadosa los costos pueden reducirse.

Habría beneficios tremendos –aparte del evidente ahorro de recursos y de vidas humanas que se pierde en cada tragedia- que no pueden ser desdeñados: la creación de empleos honestos por varios años para miles de personas, la descongestión y el aumento de áreas verdes -y por lo tanto una mejora de la calidad del aire- de nuestras ciudades, la disminución la incidencia de las enfermedades transmitidas por el agua y la protección de las cuencas de nuestros ríos y lagos que al fin y al cabo representan el agua que beberemos en el futuro.

Imagine una Caracas rodeada de bosques en lugar de ranchos de lata, imagine un Lago de Valencia limpio donde las familias puedan ir a pasar el fin de semana. Suena utópico, pero es posible; este plan no es descabellado. Podemos hacerlo. El marco legal existe ya, por ejemplo la Ley de Aguas indica por ejemplo cual es la distancia mínima que debe existir entre los diferentes cursos de agua y las construcciones y existen zonificaciones municipales que indican dónde y qué tipo de construcciones se pueden hacer en cada zona.

El Gobierno debería tomar el toro por los cachos e invertir ahora en un plan como el que hemos descrito, que indudablemente traerá más beneficios a nuestros ciudadanos que todos los tanques y fusiles de Rusia y de la China juntos. Una tragedia como la de Vargas puede ocurrir una vez, pero sólo la estupidez y la irresponsabilidad pueden justificar su repetición.

Etanol… otra oportunidad perdida.

Como siempre, la falta de visión y los discursos políticos pasados de moda le cierran a los venezolanos una oportunidad de salir adelante. En este caso haremos un rápido análisis de una oportunidad que los venezolanos podríamos aprovechar –y de la que podríamos obtener enormes beneficios- y que lamentablemente no estamos aprovechando: La producción de etanol.


El etanol es un producto químico que se produce por fermentación de los azúcares contenidos en algunas plantas como la caña de azúcar, el maíz y la remolacha y cuyo papel en la industria energética y química mundial ha venido creciendo con rapidez.


El etanol es uno de los compuestos químicos más flexibles y con más usos que se conocen. Desde combustibles y solventes hasta desinfectantes son producidos en base a etanol y es uno de los productos básicos de la síntesis orgánica –en buen criollo esto significa que a partir de etanol se puede hacer de todo-. Producir etanol nos permitiría tener un producto valioso y que además podríamos usar en el futuro como base para nuestro desarrollo industrial.


Como si todo lo anterior fuera poco, motivado por los altos precios del petróleo, la inestabilidad de los países productores de crudo y consideraciones ambientales, desde hace décadas los países desarrollados han ido buscando opciones a los combustibles fósiles y el etanol es una de las que se ha implementado con más éxito. Algunos datos pueden ayudar a mostrar hasta qué punto el etanol se ha transformado en una alternativa. En Estados Unidos –el mayor consumidor mundial de energía y el país con más automóviles del mundo- la mayoría de los carros usan como combustible mezclas de 90% gasolina y 10% de etanol y la demanda de etanol en ese mismo país pasó de 2 millardos de galones en 2002 a 11 millardos de galones en 2009[i]. En Alemania –otro gigante industrial- los vehículos usan como combustible mezclas de 95% gasolina y 5% de etanol y entre 2005 y 2007 el consumo de este producto químico se multiplicó por 3[ii]. Incluso China empieza a dar pasos en el uso del etanol como alternativa frente a la gasolina con decretos en las grandes ciudades que fomentan el uso del etanol con el fin de disminuir la contaminación del aire con partículas sólidas. Evidentemente el etanol se vende… se vende bastante y se venderá aún más en el futuro.


Podríamos sacarle el jugo a esa situación. Ni la producción de caña de azúcar ni la fermentación para producir alcohol son procesos que nos son desconocidos. Los venezolanos tenemos experiencia –y muy exitosa- en ambos. Aragua, Lara, Trujillo, Mérida y Táchira –entre otros- han producido caña desde los tiempos de la Colonia y conocemos la fermentación desde tiempos pre-hispánicos. Incluso, nuestra experiencia en el área es tal, que algunos productos fermentados producidos en Venezuela -como nuestro ron y nuestra cerveza- tienen fama mundial. Podríamos decir que no hay tecnología más criolla que la producción de etanol. No hay excusas –aparte de discursos pasados de moda provenientes de algunos gobernantes que han condenados a sus propios pueblos al hambre- para decir que no se podemos competir con éxito en ese campo.


Además, producir etanol puede traer enormes beneficios al país; en primer lugar la industria del etanol puede crear cientos de empleos en nuestras regiones rurales –empleos honestos y productivos en las regiones donde más se necesitan –y permitiría aprovechar nuestras excelentes condiciones climatológicas para la siembra de caña de azúcar y maíz.


Por otra parte, el etanol podría haber sido usado para resolver algunos problemas dentro del país, por ejemplo, el etanol –producido en Venezuela- podría haber sustituido al MTBE y al TAME –importados, altamente tóxicos y muy costosos- que usamos para aumentar el octanaje de la gasolina. Por otra parte, un programa constante y bien pensado para que nuestra gasolina tuviera 5% de etanol en un plazo de 10 anos (no es descabellado si se compara con Brasil, donde por Ley, los combustibles para automóviles deben tener al menos 25% de etanol), podría ayudar a reducir la contaminación por partículas sólidas y hollín en nuestro aire (el etanol no produce partículas sólidas porque se quema en su totalidad) y podría ahorrar millones de barriles de petróleo cada ano que podríamos exportar con enorme beneficio.


Además, hay un detalle que debe ser tomado en cuenta: la siembra de caña de azúcar y producción de etanol es un negocio que está al alcance de campesinos y pequeños empresarios. Este negocio puede ayudar al sector privado a crecer, diversificarse y desarrollarse lo cual es sano para una economía. Aparte de eso, el estado puede obtener enormes beneficios por concepto de impuestos y ayudaría a que sectores de la población en los estados más pobres del país como Yaracuy y Trujillo obtengan recursos extra que bastante necesitan.


Hay que tomar en cuenta que Venezuela es un país que vive de vender energía. De hecho es lo único que -en este momento- producimos y vendemos con éxito; no adaptarnos a los cambios del mercado energético mundial es una tontería y demuestra una tremenda falta de visión de futuro.


Hay países –países cercanos a nosotros y con condiciones similares a las nuestras- que están aprovechando el boom del etanol y están obteniendo tremendos beneficios de esto. Brasil por ejemplo ha duplicó sus exportaciones de etanol a los Estados Unidos entre 2003 y 2007. Trinidad y Costa Rica las cuadruplicaron. [iii] Incluso Colombia ha logrado sacarle una buena tajada al negocio y hoy en día es el 8vo productor mundial de etanol. Y nosotros? Seguimos sin darnos por enterados.


Pero los cambios en el mercado energético no se detienen. A partir del 1 de enero de 2011, los aranceles a la importación de etanol en los Estados Unidos se reducirán drásticamente, permitiendo a las industrias del etanol de cualquier país competir en igualdad de condiciones con la producción de etanol norteamericana. En resumen, los norteamericanos van a abrir el mercado de etanol más grande del mundo a cualquiera que quiera vender en el. (Los norteamericanos necesitan hacer esto pues necesitan mucho más etanol del que producen). Brasileños, colombianos, trinitarios y costarricenses ya están preparados para llevarse una buena tajada del negocio… y nosotros –como siempre- desperdiciaremos otra gran oportunidad.


El petróleo es un gran recurso. Pero es un recurso con fecha de vencimiento. El no usar los recursos petroleros para crear una economía diversificada, sustentable en el tiempo y el no adaptarnos a los cambios que vive el mundo es condenar a nuestros hijos y a nuestros nietos al hambre y la miseria. Es eso lo que queremos?

[i] RFA, International Trade Commission, and Jim Jordan & Associates. "Industry Statistics: U.S. Fuel Ethanol Demand". Renewable Fuels Association. Archived from the original on April 8, 2008. http://web.archive.org/web/20080408091334/http://www.ethanolrfa.org/industry/statistics/#D. Retrieved 2010-04-17.

[ii] Biofuels barometer 2007 - EurObserv’ER Systèmes solaires Le journal des énergies renouvelables n° 179, s. 63-75, 5/2007
[iii] RFA, International Trade Commission, and Jim Jordan & Associates. "Industry Statistics: U.S. Fuel Ethanol Demand". Renewable Fuels Association. Archived from the original on April 8, 2008. http://web.archive.org/web/20080408091334/http://www.ethanolrfa.org/industry/statistics/#D. Retrieved 2010-04-17.

sábado, 6 de noviembre de 2010

La industria petrolera

Muchas personas siguen pensando que con el petróleo estamos protegidos de todos los males –que somos un país rico- y esta concepción no puede continuar. En este artículo pretendemos señalar algunas cosas sobre la industria petrolera y desmitificar a PDVSA como la “Panacea universal” que proclama el Gobierno venezolano.

En primer lugar hay que señalar que durante el gobierno de Hugo Chávez ha habido una disminución muy marcada de todas las actividades industriales diferentes al la industria petrolera. Esto es una situación muy peligrosa pues hace al país muy –pero muy- sensible a las oscilaciones del precio del petróleo. El país depende de los precios internacionales de un solo producto…. Y no tenemos ningún control sobre esos precios. Por ejemplo, una guerra en Irán puede disparar los precios del petróleo, pero una crisis económica en Europa o Estados unidos –con el consiguiente cierre de industrias- puede derrumbarlo. Si los precios del petróleo llegaran a caer –y esto es impredecible- quedaríamos al borde de la hambruna.

Si a esto sumamos que en los 12 años de Gobierno de Hugo Chávez la producción petrolera no ha aumentado sino que por el contrario ha disminuido (de producir algo menos de 3 millones de barriles diarios pasamos a producir algo menos de 2 millones según cifras de la OPEP) entonces tenemos un panorama muy malo.

Por si esto no fuera poco hay que ir pensando en lo siguiente: En Venezuela se ha explotado el petróleo durante 80 años, y la mayoría de los yacimientos de crudo liviano y mediano (el petróleo “fácil” de sacar) han sido agotados o requieren grandes inversiones tecnológicas para mantener su producción. Lo que queda es petróleo pesado y extra-pesado de la Faja petrolífera del Orinoco cuya explotación es difícil y especialmente costosa…. MUY costosa. Como extraer este petróleo es caro, solo es negocio explotar estos yacimientos cuando los precios del petróleo son muy altos y compensan los gastos de producción, lo cual hace que este petróleo no sea del todo confiable como fuente de ingresos. En una palabra: solo es rentable en determinadas condiciones que escapan a nuestro control.

Y lo que es peor… La industria petrolera venezolana ya no tiene la capacidad técnica de aumentar la producción o de desarrollar las soluciones tecnológicas que eso requiere. Nuestros técnicos y profesionales petroleros se fueron del país tras perder sus trabajos luego del paro petrolero de 2002 y no volverán y los mejores egresados de nuestras universidades han escapado a todos los rincones del mundo buscando un poco de seguridad y un empleo en el que no los obliguen a ir a marchas y contramarchas. Las políticas del Gobierno Nacional han sido muy efectivas para dotar de buenos profesionales al Imperio mismo, a Australia, a España y hasta a Colombia, pero nos han dejado con una industria petrolera operada por “el repele”, lo que queda demostrado en la cantidad de accidentes que a diario ocurren en esas instalaciones.
Además han usado la industria petrolera como caja chica, exprimiéndole dinero al máximo en lugar de invertir en la maquinaria y la formación que se necesita para mantener la industria funcionando. No hay dinero para exploración, ni para comprar nuevos taladros ni para desarrollar nuevos fluidos de perforación o para construir y operar nuevas plantas de inyección de gas sin las cuales la producción petrolera está condenada a caer cada día más; el dinero se invierte en un supuesto “desarrollo social” mal entendido e implementado de una manera aún peor y que solo ha sido efectivo para hacer a nuestro pueblo más dependiente de las dádivas estatales y no para darle a la gente herramientas para surgir de manera independiente.
Pero estamos al borde del precipicio: Europa, Estados Unidos y China investigan activamente en fuentes alternativas de energía para su transporte y su industria. La razón es simple: Nadie quiere depender de países inestables y poco confiables como Irán, Ecuador o Venezuela. Estas investigaciones empiezan a dar resultados: en las calles alemanas empiezan a verse automóviles impulsados por hidrógeno y en las grandes ciudades americanas los carros híbridos son cada vez más comunes; incluso en nuestro vecino Brasil el etanol va sustituyendo a la gasolina. Qué haremos nosotros cuando muestro único producto de explotación sea sustituido por otras alternativas? Nos moriremos de hambre.

Además hay un problema adicional: la población va creciendo. Esto significa en el mejor de los casos que el ingreso petrolero tiene que repartirse entre más personas, con lo cual –lógicamente- a cada persona le toca una menor cantidad.

Estamos condenados? Todavía no, pero hay que actuar con rapidez porque no queda mucho tiempo para maniobrar y si no nos espabilamos cuando lo intentemos será tan tarde que no habrá manera de salir adelante.

Hay que dejar de usar la Industria Petrolera como caja chica y usar el dinero para invertir en exploración, producción y refinación –punto importante del que hablaremos más adelante- y no en importar lavadoras y venderlas con subsidio en Mercal. La industria petrolera tiene que centrarse en la energía y en el petróleo, no en el desarrollo social y la razón es simple: si la industria petrolera colapsa no habrá NINGUN desarrollo social. Hay que sincerar la nómina de PDVSA a números razonables (hoy en día produce un millón de barriles menos que en 1999 pero tiene cerca de 70 mil empleados más que en ese entonces) y hay que invertir en la formación de la nueva generación de trabajadores.

Por otra parte Venezuela tiene que finalmente empezar a implementar el salto de país vendedor de petróleo a país vendedor de productos terminados basados en petróleo. En primer lugar los productos terminados tienen mayor valor agregado y se pueden vender a mejores precios en el mercado internacional, segundo lugar hay miles de productos terminados que podemos hacer – desde olefinas hasta farmacéuticos pasando por caucho, resinas, textiles, plásticos, gases industriales, ácido sulfúrico y mucho mas- y ampliar la gama de productos que vendemos hará a nuestro país menos sensible a las variaciones del precio del petróleo y ampliar nuestra cartera de clientes. En tercer lugar, esto permitirá crear trabajo honesto y PRODUCTIVO a miles de personas en el país y ayudará a frenar el éxodo de venezolanos preparados y en cuarto lugar permitirá ir –paulatinamente- sustituyendo algunos productos importados por productos nacionales lo cual se traducirá en una mejora de la balanza comercial nacional.
Por otra parte, tenemos que definitivamente empezar a usar el gas natural para nuestro beneficio en lugar de quemarlo o regárselo a Argentina. Las alternativas son muchas, pero algunas de las más atractivas son usarlo como materia prima para hacer olefinas y metanol (la base para hacer plásticos y productos farmacéuticos), usarlo en plantas térmicas para suministrar electricidad a nuestras ciudades –además, el dióxido de carbono producido puede inyectarse en pozos petroleros para aumentar su producción y evitar que actúe como gas invernadero, técnica que se empieza a usar en Australia y muestra resultados más que promisorios- o empezar un plan serio de sustitución de gasolina por gas natural o gas licuado, lo cual permitiría reducir la contaminación en nuestras ciudades y liberar combustibles líquidos que se pueden exportar o a los que se le pueden dar otros usos.

Por otra parte, hay que empezar a invertir en energía alternativas. No hay ninguna razón –aparte de la estupidez- para que Venezuela no se convierta en un líder en la venta de energías “limpias” como el Etanol, la biomasa, o suplidor de equipos relacionados con energía solar y eólica. Las grandes empresas petroleras como la BP y Shell están invirtiendo en este sector y es un segmento del mercado cada vez más importante en el que no nos deberíamos quedar atrás. PDVSA puede –y debería- tener campos eólicos y fotovoltaicos que generen energía limpia para los venezolanos, y podría producir etanol suficiente para impulsar la industria química del país y vender como combustible a nuestros vecinos y mas allá.

Finalmente, nuestra industria petrolera debería ampliar sus redes de distribución en el exterior –no venderlas a precio de gallina flaca como se hace ahora-. La razón es obvia: Esas redes son el mecanismo para poner nuestros productos en manos de los consumidores de los países con más alto consumo energético a nivel mundial, que al fin y al cabo son quienes le dan al país cada céntimo que gastamos.

Todavía queda tiempo… pero no mucho. Si no actuamos ahora, las consecuencias no solo las pagaremos nosotros. Las pagarán nuestros hijos, nuestros nietos y mas allá. Tenemos el poder de cambiar el futuro… y hay que hacerlo ya, porque el futuro está llegando.

lunes, 12 de julio de 2010

Algo mas sobre el servicio eléctrico.

Publicamos esta nota que contiene algunos datos interesantes sobre el sistema eléctrico venezolano.



Recuperar Planta Centro no solucionará crisis porque ya cumplió su ciclo de vidaMarlene Castellanos* / Notitarde (Venezuela) - 16/05/10

Miguel José Lara: Los recursos que fueron utilizados para la compra de armas a Rusia podrían haberse invertido en los 7 mil megavatios que necesita el país para salir de la actual situación eléctrica.Laurentzi Odriozola, director de este diario; María Inés Ferrero, gerente de Relaciones Institucionales; Margarita Jiménez Márquez, representante de la Junta Directiva del rotativo; Miguel José Lara; Glenda González; Marlene Castellanos y Alejandrina Uribe-Betancourt, editora jefa diurna.
Las constantes fallas en el complejo de generación de energía de Planta Centro, y la suspensión de sus operaciones por daños sufridos en sus unidades, hacen pensar al ex director del Centro Nacional de Gestión del Sistema Eléctrico Nacional, Miguel José Lara, que seguir invirtiendo recursos en esta termoeléctrica no es una solución. Lara señaló que el nivel de deterioro de la infraestructura es de tal magnitud que recuperarla sería invertir dinero que no se justifica. "Si se hace, no sería lo más recomendable para el sistema eléctrico". Planta Centro no está aportando actualmente ni siquiera el 50% de su potencial, pues esta infraestructura generaba antes 2 mil megavatios para el servicio energético del país, y ahora sólo 460. Esta termoeléctrica, según Lara, recibió durante los últimos 10 años más de 200 millones de dólares asignados por presupuesto, recursos que no se ven, pues actualmente hay menos unidades en servicio. Igualmente comentó que la quema del transformador develó que existe una problemática grave dentro de las instalaciones, pues no se contó con una fase de repuesto en el sitio, que permitiera en menos de 24 horas reponer el servicio. Lara, quien estuvo en el Desayuno en la Redacción para comentar del informe sobre "La crisis eléctrica, una tragedia que une a los venezolanos", dijo a Laurentzi Odriozola, director de este diario; Margarita Jiménez Márquez, representante de la Junta Directiva del rotativo; María Inés Ferrero, gerente de Relaciones Institucionales; Alejandrina Uribe-Betancourt, editora jefa diurna, y a quien escribe estas líneas, que las calderas de Planta Centro no sirven y además no cuentan con la capacidad suficiente para el generador. El experto recomendó al Gobierno edificar una instalación nueva y más eficiente con todos los equipos, porque los que existen en la termoeléctrica ya cumplieron su vida útil. "Con una buena gerencia este proceso se llevará entre dos y tres años, siempre y cuando se consigan las turbinas con disposición inmediata". Lara dijo no entender por qué el Gobierno insiste en recuperar Planta Centro con la asesoría de los cubanos. "Esta decisión genera suspicacia, pues podría pensarse que hay una desviación de recursos, porque de las cinco turbinas, sólo funciona parcialmente la 4 y actualmente una tercera (la 1) está en recuperación, como ha registrado la prensa".
El país necesita 7 mil megavatios
-Venezuela requiere 7 mil megavatios. Si calculamos cada uno en 700 mil dólares, con los 5 mil millones de dólares que utilizará el Gobierno para comprar las armas a Rusia, se pudo haber generado la cantidad de megavatios que se necesitan. Esta cifra permitiría resolver el problema de generación eléctrica del país y algunas obras. Hasta el día de hoy sigue existiendo un déficit para suplir la demanda, el sistema nacional cubre desde finales de los años 80 más del 97% de toda la población. Para finales de 2009, la generación está compuesta por un parque hidráulico que tiene una capacidad instalada de 14 mil 630 megavatios y un parque térmico con una capacidad instalada de 9 mil 40 megavatios aproximadamente. Todo, para un total de unos 23 mil 670 megavatios. Venezuela cierra el año pasado con un consumo de energía de 123.000 gigavatios/hora y una demanda máxima histórica de 17.300 megavatios. Los planificadores estiman un incremento de dicho consumo con un promedio ínteranual de 4,25% en los últimos 10 años. La actual administración, que lleva ya 11 años, ha debido planificar para tener una generación superior al 55% de la identificada en 1998. Sabemos que en cuestión de días el embalse comenzará a recuperarse, pero así inicien las lluvias no se podrá restablecer el servicio en su totalidad.Es bueno explicar que, como todos los años a mediados de mayo, los aportes del río Caroní suben, pero lo recomendable en estos momentos es que se mantengan los cortes programados un tiempo más, mientras que el Guri se restablece. Suspender el racionamiento le corresponderá al Gobierno, pero sabemos que el escenario lo determinarán los próximos cuatro meses que vienen; fue por ello que el ministro Alí Rodríguez Araque habló de seis meses, pero el Presidente de la República dijo que el decreto de emergencia se extendería sólo por 60 días. Expertos señalan que debemos sacar del sistema una demanda cercana a los 1.600 megavatios/hora promedio, para evitar un mal mayor y una situación de crisis nacional.
¿Cómo hacer?
-Allí está el dilema, al corto plazo lo correcto es hablar de que los racionamientos se incrementarán y que se harán más frecuentes. La población estará más restringida de usar este servicio público que nunca antes. Es irresponsable señalar fechas precisas del colapso del sistema hidroeléctrico de Guayana, al menos hasta este momento. Pero sí se puede afirmar que a partir de mayo la situación del sistema hidroeléctrico de Bajo Caroní estará muy comprometida. El Guri en 2009 se deterioró casi como si se hubiese presentado dos años secos seguidos, porque se hizo un uso intensivo y se gastó mucha más agua de la que correspondía para un primer ciclo. Tenemos una situación desde el punto de vista del manejo de la represa que hace prever para 2011 un año crítico, si no se mantienen las medidas aplicadas hasta ahora, porque se deteriorará más el embalse podría llegar a la denominada cota crítica de 240. El Guri tiene 20 turbinas que fueron construidas en tres etapas: 1968 a 1976; después de allí se incorporaron equipos de 670 megavatios. Aun cuando el Gobierno reporta una capacidad instalada cercana a los 24 mil megavatios, está ofreciendo sólo 16 mil 500. Esto significa que el embalse no se recuperará este año porque hay un déficit de 8 mil gigavatios hora. Nosotros dijimos el año pasado que en 2010 no llegaríamos a la cota de colapso, pero advertimos que en 2011 se iban a presentar dificultades, si no se tomaban las previsiones del caso. Ahora bien, el sistema hidroeléctrico nacional representa una de las obras de ingeniería más imponentes del continente. Las represas de Guri I y II (8.850 megavatios), Macagua I, II y III (2.930 megavatios) y Caruachi (2.196 megavatios) representan una generación eléctrica de aproximadamente 14.000 megavatios, un 80% de lo que demanda el país en condiciones normales. A este sistema se le sumará en 2014 la central Tocoma, ubicada entre Guri y Caruachi, con 2.270 megavatios. La generación hidroeléctrica en el Bajo Caroní nos significa un volumen de energía en el orden de 550 mil barriles equivalentes de petróleo diarios, energía fósil (gas, diesel, residuales) que por defecto no quemaríamos en centrales termoeléctricas. Las otras fuentes de energía hidroeléctrica son: Central San Agatón, en Táchira (300 megavatios), Central José Antonio Páez, en Mérida (240 megavatios), Central Juan Antonio Rodríguez, en Barinas (80 megavatios), y Central Masparro, ubicada también en Barinas (25 megavatios). Próximamente, se pondrá en servicio La Vueltosa, ahora llamada Fabricio Ojeda, en Táchira (514 megavatios).
¿Se redujo el consumo con las medidas aplicadas?
-El aporte más importante se dio con el racionamiento a las industrias básicas, pues la demanda de Edelca se redujo casi en un 30%. Las acciones de Cadafe no fueron efectivas porque las cifras demuestran que no hubo una disminución. La explicación es que no posee medidores, por lo que no se pudo hacer un seguimiento. Esta última empresa tiene un déficit de medición que excede del 70% de los usuarios; esto hace que se determine que el resto de las acciones aplicadas por el Ejecutivo no fueron efectivas. Las asesorías que hemos tenido hasta el momento no han solventado el problema eléctrico; el país lo que requiere son obras. Nadie sabe dónde están los 50 mil millones de dólares que recibió el Ejecutivo a través de las asignaciones presupuestarias por la Asamblea Nacional, tarifas, ventas reportadas, Fonden y Rusia. El Gobierno dijo que iba a instalar 5 mil 800 megavatios, pero esta cifra ha entrado en su lista de deseos, porque su intención de concretar obras es escasa. Además hay mucha militarización y estos efectivos no están capacitados para esta área. En las plantas se han ido sustituyendo los ingenieros formados por personas que son afectas al proceso del Gobierno, las cuales son colocadas allí sólo para vigilar.
¿Qué no hizo el Gobierno?
-El Gobierno Nacional durante estos últimos 11 años no ejecutó obras que incrementaran la generación eléctrica a un promedio ínteranual de 1.200 megavatios. Además no inició la construcción de la planta eléctrica Termo Bachaquero (1.000 MW), ubicada en la costa oriental del lago, estado Zulia, la cual debió estar lista en 2008. El Gobierno instaló la planta Pedro Camejo, en Valencia, pero produce sólo 150 megavatios, el 50% de su capacidad (300 megavatios), por razones de combustible y transmisión asociada. La planta termoeléctrica Josefa Camejo, en Punto Fijo, de 450 megavatios, sólo opera una tercera parte de su capacidad. La presa de Tocoma, en el estado Bolívar, tiene siete años de retraso y se planteó que esté terminada en 2014. Igualmente están retardadas la presa La Vueltosa, en Mérida, y la de Masparro, en el estado Barinas. El Gobierno tampoco recuperó el parque turbo gas que administraba Cadafe, bajo el ensayo institucional hoy denominado Corpoelec. Otra realidad grave y ventilada es que durante estos 11 años no se han construido ampliaciones significativas de la red troncal. Lo que sí se puede afirmar con absoluta seguridad es que en estos 7 últimos años no se ha edificado ni un solo kilómetro de la red troncal. Este sistema funciona actualmente por encima de sus límites normales de operación. Corpoelec ha construido sólo 155 kilómetros de líneas de transmisión, cuando debió haber culminado 642 kilómetros, según sus propios informes. Cadafe perdió cerca del 75% de su electricidad por robos en baja tensión, mala facturación y por no cobrar. La demanda nacional se incrementó cerca del 60%. Eso representa unos 6.500 megavatios nuevos, pero sólo se pusieron en servicio 4.000 megavatios que no están operativos en su totalidad. Lo que sí se puede afirmar categórica y responsablemente es que a la administración del presidente Chávez nunca le han faltado piso legal, político y dinero para haber adecuado apropiadamente la infraestructura del sector eléctrico. Lo único que le ha faltado son ganas para trabajar y tener las obras funcionando debidamente. El Ejecutivo culminó Caruachi, la cual se encontraba en un 25% adelantada; la OAM, en el Distrito Capital (82% avanzada); la Josefa Camejo, Pedro Camejo, Argimiro Gabaldón, Termo Zulia I y la primera etapa de Termo Zulia II; además también concluyó Termo Barrancas, Masparro. En su mayoría, los proyectos ejecutados exhiben características deficitarias.
¿Cómo era el Centro Nacional de Gestión del Sistema Eléctrico?
-Cuando estuve allí, nosotros hacíamos planes que tenían un alcance de 20 años y se le entregaban los estudios al Gobierno. El documento establecía los requerimientos de la demanda y cuáles eran las obras que se requerían. Pero el Ejecutivo cambió la metodología y dijo que iba a impulsar la orimulsión. Posteriormente nombró una comisión de alto nivel para evaluar el sistema y se planteó que por nada en el mundo se iba a aplicar un racionamiento. En 1999 el Gobierno aceptó que iba a rehabilitar Planta Centro, un parque de turbo gas de Cadafe. En esa fecha Pdvsa asumió las labores de hacer la expansión del sistema eléctrico. La Electricidad de Caracas ya tenía una licitación para una planta que se llama El Sitio, que tenía un ciclo combinado. En 2001 se presentó el primer año seco y el Ejecutivo se planteó que en 2013 debería haber 41 mil gigavatios hora, pero nada de esto lo tenemos hoy día. Existen los respectivos informes, presentaciones y correspondencias, dirigidos directamente a la Vicepresidencia de la República y a los ministros de Cordiplan, de Energía y Minas en 2001, 2002 y 2003, en los cuales se señalan los correspondientes pronósticos. Posteriormente el Ejecutivo en el año 2005 formula el Plan de Desarrollo del Sector Eléctrico Nacional (Pdsen), que precisa muy claramente los alcances y características de las inversiones y obras a realizar, pero se ejecuta en un porcentaje muy bajo. Complementariamente, en el marco de la primera Ley Habilitante otorgada al presidente Hugo Chávez en 1999, se aprueba la primera Ley de Servicio Eléctrico en 110 años de la industria eléctrica en Venezuela, que de haberse cumplido no estaríamos en la actual coyuntura.
¿Es verdad que la culpa es de El Niño?
-El fenómeno de El Niño ha ocurrido 24 veces en toda la historia de registros de aportes del Caroní, la cual se lleva desde 1950. En los 11 años de esta administración, se ha presentado cuatro veces (2002, 2004, 2006 y 2009) y en las tres primeras oportunidades el Caroní entregó aportes al embalse del Guri superiores al promedio histórico. Incluso, en los años 82-83 y 97-98 su presencia fue más extrema que en la actualidad, y no tuvimos necesidad de padecer lo que actualmente estamos viviendo. Por ejemplo, en el año 2003 el nivel de Guri llegó a su punto más bajo histórico, de 244,55 metros. Sin embargo, no tuvimos esta reacción espasmódica por parte de las autoridades gubernamentales, recordando que eran las mismas que tenemos hoy en día. Otra situación es que desde agosto de 2009, cuando se conoció la presencia de El Niño y los aportes del Caroní estuvieron por debajo de los valores promedio, los caudales turbinados en Guri durante los meses finales de 2009 fueron récord. De esta manera se produjo un gasto excesivo del embalse que condujo a la situación actual. No podemos acusar al consumidor o someterlo a injustas restricciones, como lo hizo el Gobierno para desviar intencionalmente la responsabilidad de quienes debieron tomar las decisiones políticas y técnicas correspondientes. Ellos son: Jorge Giordani (casi 11 años en el gabinete), Alí Rodríguez Araque, Rafael Ramírez (presidente de Pdvsa desde 2003 hasta el presente. Siete años en el gabinete), Diosdado Cabello, Francisco Rangel Gómez (presidente de CVG), José Vicente Rangel, Tobías Nóbrega, Alvaro Silva Calderón y Nervis Villalobos (presidente de Cadafe). Obviamente, todos bajo la jefatura política del presidente Chávez.
¿Qué recomienda?
-El mandatario nacional debería aplicar en toda su extensión la Ley del Sistema Eléctrico aprobada en 1999 y promovida por él mismo. También hay que reprofesionalizar el sector y desmilitarizarlo. El programa de plantas térmicas debe ser gerenciado e implementado por un equipo de experiencia en ejecución. Igualmente es necesario colocar un gran grupo de expertos venezolanos para manejar la actual crisis. Reinstitucionalizar los criterios de planificación en el sector. Además es necesaria la disponibilidad de equipos (85% importado), 12.000 megavatios en los próximos 3 años. Revisar el esquema tarifario a nivel nacional, porque desde hace 8 años no se modifican las tarifas eléctricas. Hay que terminar el proyecto Bajo Caroní y modernizar el parque térmico.

lunes, 17 de mayo de 2010

Un artículo extra.

Aunque no es nuestra costumbre, hoy reporoducimos un artículo de Manuel Caballero [reconocido historiador venezolano] que ha sido publicado en el diario El Universal el 17 de mayo de 2010. Su lectura resulta interesante y divertida. Disfrútenlo.

Manuel Caballero // De archivos y chivatos

El archivo de Bolívar, de la Academia de la Historia al Puente de las Fuerzas Armadas
Que se trasladen los archivos de Bolívar y los de Miranda desde la Academia de la Historia al Archivo General de la Nación, en ninguna parte del mundo provocaría controversia, como no sea en el terreno técnico: que si uno u otro local es el más apto para recibir esos documentos, que si el personal tiene mayor o menor entrenamiento para manejarlos.

Un buen ejemplo de esto se dio en la Escuela de Historia de la UCV siendo Rosalba Méndez directora y Josefina Bernal decanesa de la Facultad: unos seis mil libros donados por la Fundación Lecuna, fueron entregados a la Biblioteca Nacional, donde podían ser mejor ubicados y utilizados. Nadie pretendió hacer una alharaca con un acto normal y corriente ni mucho menos pretender que se estaba descubriendo América o desencadenando una revolución cultural, mucho menos política o social.

Simplemente ridículo

Es por eso que el escándalo armado por el gobierno al quitarle a la Academia Nacional de la Historia el cuidado de esos documentos no es un acto desacostumbrado ni ilegal: simplemente es ridículo. Con el clásico mal gusto militar, se le ha querido dar al acto rutinario de una administración, el carácter heroico de una batalla. ¡Imagínense Uds., arrancar los archivos del Padre de la Patria de manos de esos saporrabúos de oligarcas que los tenían escondidos para que el pueblo no pudiese ver jamás la credencial de miembro del PSUV que el Libertador cargaba en su morral y que sólo mostraba para rematar sus arengas con el consejo tradicional!: (¡Nunca salga sin ella!).

El decreto presidencial y las declaraciones de algunas focas dicen, palabras más palabras menos, eso. En primer lugar, se postula que un bien público como esos archivos no debe estar en manos privadas. De acuerdo, pero lo que estos ignaros no saben es que la Academia no es una institución privada sino pública.

El día de San Simón

Ella fue fundada el 28 de octubre (día de San Simón) de 1888 por Juan Pablo Rojas Paúl, a la sazón Presidente de la República y nunca ha dejado de ser un ente público. Sus archivos, biblioteca y hemeroteca están abiertos al público en horarios normales, en las condiciones que toda institución de ese tipo impone a sus usuarios: por ejemplo, en algunas de los más prestigiosos archivos y bibliotecas del mundo se debe ser, cuando menos, mayor de edad para ingresar allí; y para el manejo de manuscritos antiguos se deben usar guantes y mascarilla, no sólo para proteger esos documentos, sino la salud del usuario.

De modo que esos archivos están a la disposición del pueblo. Pero el problema es que "el pueblo" no siempre está en disposición de consultarlos. Un ejemplo: en la comisión que ha sido enviada a recibir esos archivos, había quienes daban la impresión de que no los hubiesen consultado jamás; que no tuviesen idea de dónde estaban, y que ni siquiera supiesen dónde diablos quedaba la Academia.

Oligarca, ¡temblad!

Hay una persona que, obligatoriamente debía conocer al menos el Archivo del Precursor: tengo entendido que la viceministra Carmen Bohórquez, una de las más vociferantes denunciadoras de esa oligarquía que impedía que "el pueblo" tuviese acceso a los sagrados documentos, escribió un volumen sobre Miranda. Entonces, una de tres: o ella nunca consultó ese archivo, lo cual da una idea de la calidad de ese trabajo suyo; dos, o sí lo hizo, y entonces es una mentirosa de tomo y lomo; o, tres, ella no pertenece al "pueblo" y, por lo tanto es una oligarca (¡temblad!) de uña en el rabo.

Mario Sanoja, obediente a la más mínima voz de mando venida de Fuerte Tiuna, se une al coro: ¡Gloria a Dios en las alturas y en la Tierra al Héroe del Museo Militar, por haber rescatado el archivo del Libertador de las manos de la oligarquía para ponerlo en las del pueblo! Yo creo que los sacrílegos autores del secuestro de esos archivos deberían ser pasados por las armas, comenzando por un tal Mario Sanoja Obediente que, desde hace más de once años, no sólo forma parte de esa corporación oligarca, sino que es hoy mismo su Vicepresidente.

La retórica del traslado

De modo pues que, como se decía al principio, lo grave no es el traslado de unos archivos de un edificio público a otro, sino la retórica que acompaña a ese traslado.

El peligro está en las manos de quienes han de manejarlos, de manipularlos. No nos referimos a algunos pobres diablos que creen que sea "un puesto" lo que les da idoneidad como historiadores, sino al supremo mandamás cuya encadenada y rimbombante retórica copian en todas sus declaraciones: esos archivos, dice, se emplearán para "rescribir" la historia como se debe, o sea, patria socialismo y muerte.

Se dice que el traslado se hará en un acto festivo popular y revolucionario. Imaginamos que allí mismo se entregarán al pueblo esos archivos.

En primer lugar a los gloriosos integrantes de las FACV (Fuerzas Armadas Cubanas de Venezuela, antes FFAANN); y a Lina Ron, a Richard Peñalver, a Darío Vivas y demás desechos sociales. Con lo cual debe entrarle un fresquito a los investigadores: dentro de poco podrán recuperar esos documentos a vil precio bajo el puente de la Avenida de las Fuerzas Armadas.

lunes, 10 de mayo de 2010

EL CONTROL DE CAMBIO

Los venezolanos tenemos que empezar a plantearnos cómo salir de este atolladero y cuáles serán las medidas que habrá que tomar para reconstruir nuestra economía, nuestra sociedad y nuestro país y en este artículo planteamos las razones para por las cuales consideramos que uno de los primeros pasos para iniciar la reconstrucción económica de Venezuela debe ser la eliminación del control de cambio.

El control de cambio se impuso en 2003, y básicamente implica que los ciudadanos o empresas venezolanas no pueden cambiar sus Bolívares a otras monedas libremente, sino que deben hacerlo usando una única vía gubernamental (CADIVI) y sujetos a las regulaciones y procedimientos que este organismo fija.

Pero… Porqué debe desaparecer?

En primer lugar debe desaparecer porque no cumplió con su cometido de detener el flujo de divisas que sale del país. Las divisas siguen saliendo, bien sea por medio del comercio de los bonos emitidos por el estado venezolano, PDVSA y -próximamente- la CVG -quienes colocan de una manera irresponsable bonos en el mercado sin hacer el mínimo cálculo sobre su capacidad futura de pago; el dinero se escapa a través de las fronteras pues miles de ciudadanos tratan de cambiar sus ahorros a pesos, dólares, euros o reales ante el temor a otro "devaluación sorpresa" u otro "madrugonazo" ; el dinero se escapa a través de unas muy dudosas “inversiones” que este gobierno realiza sin ningún orden ni vigilancia en los más diversos países del mundo (Fondo Chino-Venezolano, Fondo Ruso-Venezolano, Fondo Iraní-Venezolano, compra de refinerías e industrias quebradas en el Cono Sur, el Banco del Sur y cientos más. También el dinero escapa en forma de "regalos" (ya ni siquiera disfrazados de inversiones) a Nicaragua, Cuba, Argentina, Uruguay, Bolivia y a cuanto Gobierno le estire la mano y -como si fuera poco- el dinero se escapa en efectivo en maletas que recorren América Latina y el mundo financiando las más disparatadas causas, campañas electorales y Dios sabe qué más. Llama poderosamente la atención que a pesar de tener un control de cambio desde 2003, las reservas internacionales venezolanas siguen sin superar los 30 mil millones de dólares que es mas o menos lo que había al inicio de dicho esquema de control.

En segundo lugar debe desaparecer porque no ha cumplido con su tarea de suministrar divisas preferenciales al sector productivo del país. Por el contrario, se ha convertido en un cuello de botella que ha sumido a nuestros empresarios en la ruina al obligarlos a acudir al dólar paralelo o a endeudarse enormemente con sus proveedores en el exterior. Muchas empresas venezolanas han tenido que cerrar, ir a vacaciones forzosas o tienen serias dificultades pues no obtienen a tiempo las divisas que necesitan para comprar los insumos que requieren para funcionar; un buen ejemplo son las -casi emblemáticas- empresas ensambladoras de vehículos en el centro del país.

El control de cambio debe desaparecer porque se ha convertido en un obstáculo casi insalvable para las personas comunes que desean estudiar o trabajar en el exterior pues viola flagrantemente el derecho de los ciudadanos a gastar el dinero en lo que más les convenga o deseen, pero también se ha convertido en un obstáculo para aquellas personas o empresas que deseen invertir su dinero o enviar remesas al país pues sus euros o dólares se transforman en sal y agua con el cambio oficial. El envío de remesas al país de origen es una parte de la economía muy importante en México, Guatemala, Colombia y en otras regiones del mundo. En Venezuela nos perdemos esa oportunidad, a pesar de tener cerca de un millón de residentes en el exterior.

Por otra parte, el control de cambio se ha transformado en una herramienta de retaliación política. Las personas o empresas que no siguen mansamente los designios del "soberano" son castigadas con la negativa a obtener divisas o en el mejor de los casos con demoras de meses e incluso años de trámites y burocracia interminables. Incluso -en una evidente estrategia para complicar la entrega de divisas- se ha autorizado a los funcionarios de CADIVI a requerir "cualquier documento que se juzgue conveniente para procesar una solicitud", lo cual da un amplísimo margen para obstaculizar -o simplemente negar- el proceso.

Más allá de eso, la asignación de las divisas se hace en base a un esquema de importaciones prioritarias para el país que cercena las libertades económicas y que se basa en una muy dudosa idea de desarrollo nacional. Cosas como libros o papel de impresión -por citar dos casos- no se consideran como bienes "prioritarios para el desarrollo nacional" y por lo tanto no pueden ser importados -a menos que se recurra al mercado negro y por lo tanto su precio se dispare casi al infinito-. Resulta mas que curioso que en una "Revolución socialista" los libros se consideren bienes "no indispensables". Otros ítems como autopartes tampoco reciben trato preferencial impulsando su escasez y el encarecimiento.

Por si fuera poco el control de cambio ha creado un mercado negro de divisas que es totalmente incontrolable y al cual se ven obligados a acudir empresarios y comerciantes que necesitan comprar materias primas o mercancías en el exterior. En este mercado -basado en el miedo, la especulación y la usura- las divisas tienen precios de cuatro o cinco veces el valor que tienen en el mercado oficial lo cual termina reflejándose inevitablemente en los precios que paga el consumidor final.

Además el control de cambio ha creado un enorme campo para la corrupción. Empresarios inescrupulosos se llenan los bolsillos obteniendo dólares preferenciales que luego revenden dentro del país para obtener utilidades cambiarias, los bancos se hacen ricos con los intereses de las tarjetas de crédito que los usuarios se ven obligados a usar para viajar al exterior o con los bonos de la deuda venezolana -que al ser negociados en bolsas de valores en el exterior les permiten obtener dólares a un precio inferior que el paralelo- cuya fecha de emisión solo ellos conocen y por lo tanto solo ellos pueden comprar. Controlar estas operaciones es difícil -por no decir imposible- y los delincuentes de cuello blanco se salen con la suya sin que nada ni nadie los detenga.


Por si fuera poco, la dificultad en la adquisición de divisas -que empuja los precios hacia arriba- y las brutales devaluaciones sorpresa -que empujan los precios aún mas- han creado un círculo inflacionario casi imposible de detener pues la población -que no entiende de las sutilezas económicas pero siente la pérdida de poder adquisitivo- prefiere comprar bienes a ahorrar, lo cual empuja la inflación aún más.

El control de cambio además propicia además el endeudamiento de la población –que busca comprar hoy lo que no podría comprar mañana) pero también atenta contra el ahorro, creando un cóctel peligroso para la estabilidad del sistema financiero.

Finalmente hay que señalar que en Venezuela ya habíamos tenido varias experiencias con el control de cambio y siempre fue necesario desmontarlo debido a su ineficiencia y a los negocios sucios que generaba. Justamente uno de los escándalos mas grandes que vivió la llamada "IV República" fue el de RECADI y parece que la lección no se aprendió.


Se percata del Gobierno Nacional de toda esta situación? Indudablemente que si, pero el tremendo costo que genera a los venezolanos no parece importarles, pues mantener este sistema les permite mantener un férreo control sobre la economía del país y sobre la vida de sus ciudadanos. Cabría preguntarse si incluso este ataque a la economía nacional se hace a propósito con el fin de acabar con la industria privada y hacer a nuetsra gente mas dependiente de las limosnas oficiales.

Lamentablemente, nuestros ciudadanos siguen sin darse por enterados de esta situación, y nuestros jóvenes -a quienes debería importarles aún mas, pues es su futuro el que está en juego- parecen estar interesados solamente en los Blackberries y planear las rumbas vía Facebook o Twitter y no en el collar y el bozal que con mas prisa que pausa se pone a sus vidas.

Qué triste.

JKO

En nuestro próxima entrega continuaremos explorando el tema del control de cambio y en las alternativas para desmontarlo.

sábado, 24 de abril de 2010

El Obelisco del Bicentenario

Hace varios meses que no actualizamos este blog y debemos dar disculpas por ello, pero el ritmo de los acontecimientos nos deja prácticamente sin manera de escoger y desarrollar un tema.
Esta semana se ha celebrado el Bicentenario de la declaración de la Independencia de Venezuela; el Gobierno Nacional emprendió por ello una campana donde de golpe y porrazo trataron de adecentar la capital en vistas de la visita los amigotes del jefe –que por supuesto no se fueron con las manos vacías- . Dicha campaña incluyó la instalación de un Obelisco de muy dudoso valor arquitectónico -pintado de un furioso color rojo revolución - , la pintura de los brocales de algunas avenidas de un amarillo que no pudo soportar el primer aguacero y un grotesco desfile.
Creemos que Caracas merecía algo mucho más algo tangible y que mejorara un poco sus vidas. Obras como la limpieza del Guaire, la definitiva conversión de La Carlota en un espacio para el disfrute de todos, la ampliación del Parque del Oeste, la nueva autopista Caracas - La Guaira, la finalización del Bus Caracas, un nuevo relleno sanitario que sustituya a La Bonanza, mas vagones para el tren Caracas-Los valles del Tuy, la circunvalación Sur, la terminación de los sistemas de bombeo Tuy 3 y 4, el nuevo cementerio o –sin ir más lejos- darle al Metro el mantenimiento que necesita hubieran sido mejores regalos. Cualquiera de estos proyectos -que han sido anunciados una y otra vez en los últimos 11 anos- hubiera sido mejor que el adefesio rojo que se ha colocado en el centro de la ciudad.
La infraestructura de Caracas se quedó varada en los 80’s mientras que la población ha crecido explosivamente y basta con darse un paseo por el Metro a cualquier hora para constatarlo; no se están haciendo las obras necesarias para garantizar el suministro futuro de agua, gas, electricidad y comunicaciones a la ciudad. Esto es de particular gravedad pues estas obras requieren planeación y tiempo para ejecutarlas –muchas veces años- y eso significa que las carencias que vemos ahora no podrán ser solucionadas en mucho tiempo así que tristemente veremos cómo se harán mas graves y acuciantes. Un ejemplo ilustrará mejor esta idea: Cuánto tiempo cree Ud. que se demorará en construir una vía alterna que despeje las colas de la Francisco Fajardo? O cuánto tiempo se necesita para construir un nuevo embalse que garantice el agua a Caracas? O cuánto tiempo se requiere para limpiar el Guaire?
Pero el problema no es solo la infraestructura. Nuestra capital vive además en un caos permanente, donde solo la ley del más fuerte o la ley del más vivo se respetan ante la mirada impávida y a veces complaciente de las autoridades. Los enjambres de motorizados hacen de las suyas en las autopistas, las drogas se venden abiertamente en todas partes, el cerro el Ávila se ranchifica, los invasores no respetan ningún edificio, las bandas armadas se apoderan de los espacios públicos y la basura se traga todo.
Y por encima de todo está el problema de la inseguridad, el cual no solo nos quita vidas cada día, sino también posibilidades de esparcimiento, de crecimiento económico y de interrelación social pues crea grupos cada vez más cerrados y temerosos los unos de los otros y deja a cientos de familias cada año sumidas en el dolor.
Todo este pandemónium conspira contra la calidad de vida de los caraqueños… pero también contra la economía y contra la salud mental. Una vida marcada por levantarse a las 4 de la mañana para evitar la cola, lidiar con el metro o con la camionetica, el atraco en el jeep, el apagón, el ruleteo hospitalario y la ducha con totuma no es en absoluto el tipo de vida que en pleno siglo XXI los venezolanos merecemos…. O quizás si?
Caracas despide la primera década del siglo XXI –y primera década del gobierno de Hugo Chávez- aquejada de los problemas más diversos – y sin un esfuerzo serio para resolver ninguno de ellos –y lo que es todavía peor en nuestra opinión- con una población que se conforma con vivir en el permanente desastre y el operativo peremne y que parece incapaz de generar una presión ciudadana exigiendo la solución de estos problemas.

lunes, 15 de marzo de 2010

Luego de una larga pausa...

Retomamos este blog luego de una larga pausa.
Mucho ha ocurrido en los últimos tres meses; nos hemos bamboleado entre amenazas de guerra con Colombia, crisis bancaria, expropiaciones caprichosas, devaluación del Bolívar fuerte, crisis eléctrica, nueva ola de invasiones y muchas otras cosas mas. Lamentablemente cada una de estos nuevos ingredientes no hace sino empeorar una situación que ya de por si era muy mala.
Ahora, en un nuevo paso -que a estas alturas no debería sorprender a nadie- el Gobierno Nacional carga contra el internet. En próxima shoras comentaremos al respecto.