domingo, 18 de septiembre de 2011

La industria forestal: Una gran oportunidad

Durante años Venezuela ha confiado ciegamente en el Petroleo como fuente de ingresos. Sin embargo esta situation no es sostenible en el tiempo -ya hemos explicado repetidamente el porqué, y no repetiremos estos razonamientos en este artículo-, y hay que ir pensando en cómo podemos obtener más ingresos que alcancen a sectores mas amplios de nuestra poblacion. En este articulo hablaremos de una de las alternativas que existen para ello: La industria forestal.

En Venezuela existen grandes recursos forestales que han sido explotados de una manera inescrupulosa e irracional durante el siglo XX y lo que va del XXI. Las selvas de Cojedes y Yaracuy fueron devastadas hasta que practicamente no quedo rastro de ellas y los bosques de Barinas, Apure, Bolivar y Amazonas van por el mismo camino. La situacion es agravada ademas por el hecho de que buena parte de los bosques que son explotados estan en zonas protegidas y terminan saliendo de nuestras fronteras por caminos verdes o con la complicidad de las autoridades. La situacion causada no solo por la explotacion irracional y sin permiso de la madera sino por la mineria ilegal en los Parques Nacionales de la Sierra de Perija, Tama, Tapo-Caparo, Parima-Tapirapeco, Jaua-Sarisarinama y Canaima ha levantado muchas voces de alarma que no han sido escuchadas por el gobierno central.

Esta situacion sin control no solamente esta causando grandes danos medioambientales pues la destruccion de la capa vegetal facilita la erosion y la desertificacion de los suelos), sino que nosotros mismos no podemos aprovechar este recurso. Encontrar madera para la construccion en nuestro pais se ha hecho una Odisea y las industrias del papel, el contraenchape y la muebleria no pueden funcionar ni crecer por carecer de materia prima.


En resumen: El beneficio de los llevan otros y además destruyen todo a su paso.


Pero las cosas podrían ser diferentes. Contamos con las herramientas y el personal para transformar Venezuela en un emporio de la industria forestal ecológicamente amigable en pocos años.


A mediano plazo, desarrollar nuestra industria forestal puede impulsar varias industrias, por ejemplo, la industria del papel. Actualmente, Venezuela no produce el papel que necesita y nos vemos obligados a importar papel periodico, papel normal para oficina e incluso papel higienico que son productos basicos que podríamos producir sin problemas. En segundo lugar, la industria de papel a nivel mundial genera dividendos enormes, parte de los cuales nosotros tambien podriamos aprovechar. Solamente en Europa en el año 2005, esta industria produjo dividendos de 75 Billones de Euros. ¿Nada despreciable verdad?


Incluso, en muchos paises se estan empezando a instalar plantas que procesan la madera para obtener productos quimicos de alto valor a partir de la celulosa de la madera y nosotroscomo de costumbre- nos perdemos de este negocio.


Existe todavia un beneficio extra que no hemos discutido todavia y es la reduccion de la cantidad de CO2 neto que emite nuestro pais. Venezuela firmó y ratificó el protocolo de Kyoto y todavía no hemos hecho absolutamente nada para cumplirlo y reducir nuestra emisiones de gases de efecto invernadero. Venezuela, si desea proyectarse internacionalmente como un país serio –y no como una República bananera- tiene que empezar por cumplir sus compromisos. Por otra parte, Venezuela solo puede exigirle a sus vecinos que tomen medidas de protección a sus bosques y cuencas hidrograficas (que nos afectan a nosotros) luego de dar el ejemplo.


Pero... ¿Cómo hacerlo?

En primer lugar, se debería poner mas control sobre las explotaciones de madera en nuestro pais. Los Parques Nacionalesque son responsabilidad del Gobierno Nacional- deben ser resguardados y los funcionarios que han propiciado y que se han enriquecido a costa de la explotacion ilegal de madera deberian ser castigados. Al fin y al cabo, se trata del futuro de nuestro pais lo que esta en juego y no se debería permitir que un monton de inescrupulosos lo destruyan a cambio de dinero.

Mas alla de eso, siendo el estado venezolano el mayor poseedor de tierras del pais, -la mayoria de las cuales se encuentran en estado de total abandono-, podria ser interesante el estudiar la idea de establecer plantaciones forestales en algunas regiones en las que las condiciones del suelo y el clima lo permitan.

Este proyecto tiene algunas ventajas: en primer lugar, la inversion inicial para hacer estos proyectos no es muy alta, y con el paso del tiempo se podrian transformar terrenos con muy poco valor en terrenos llenos de un recurso muy valioso, ademas, esto crearia empleo productivo en muchas zonas rurales del pais que es donde mas se necesita. Además, el sembrar arboles permite luchar contra la desertificacion y la erosion del suelo, problemas que afectan gravemente algunas regiones del pais y en mediano plazo podria ser la base de muchas otras empresas que a su vez daran empleo a mucha gente y permitiria sustituir la madera obtenida de forma ilegal por madera de fuentes controladas e incluso permitiria bajar el precio de la madera para la construccion.

Un plan bien pensadoen Venezuela hay varias Universidades con Facultades de Geografia y de Ciencias forestales cuya opinion debería ser consultada- y llevado a cabo con constancia y no abandonado a las primeras de cambio como siempre, puede garantizar una vida digna a decenas de miles de venezolanos en las proximas generaciones y ayudaría a impulsar una economia no petrolera. Los ejemplos de paises donde los recursos forestales son explotados de una manera inteligente y sustentable y forman parte importante de la economia son muchos y no dejan lugar a dudas sobre su éxito. Los ejemplos de Canada, Noruegatambien un pais petrolero- Suecia y Finlandia hablan por si mismos.

Los tiempos del petroleo estan contados y nuestra generacion tiene la responsabilidad de crear una economia no petrolera, sustentable y variada que permita a nuestro pais sobrevivir. Estamos hablando de desarrollar los recursos con los que viviremos durante nuestra vejez y de los que viviran nuestros hijos y esto deberiadefinitivamente- importarnos.

viernes, 11 de febrero de 2011

Mas vigente que nunca

El martes 14 de julio de 1936 el diario Ahora, que entonces se publicaba en Caracas, insertó en la primera página el siguiente editorial, bajo el título de «Sembrar el petróleo». Fue esta la primera vez que en Venezuela se hacía un planteamiento de esta clase y también la primera aparición de esa consigna de «sembrar el petróleo».

Sembrar el Petróleo


Cuando se considera con algún detenimiento el panorama económico y financiero de Venezuela se hace angustiosa la noción de la gran parte de economía destructiva que hay en la producción de nuestra riqueza, es decir, de aquella que consume sin preocuparse de mantener ni de reconstituir las cantidades existentes de materia y energía. En otras palabras la economía destructiva es aquella que sacrifica el futuro al presente, la que llevando las cosas a los términos del fabulista se asemeja a la cigarra y no a la hormiga.


En efecto, en un presupuesto de efectivos ingresos rentísticos de 180 millones, las minas figuran con 58 millones, o sea casi la tercera parte del ingreso total, sin numerosas formas hacer estimación de otras numerosas formas indirectas e importantes de contribución que pueden imputarse igualmente a las minas. La riqueza pública venezolana reposa en la actualidad, en más de un tercio, sobre el aprovechamiento destructor de los yacimientos del subsuelo, cuya vida no es solamente limitada por razones naturales, sino cuya productividad depende por entero de factores y voluntades ajenos a la economía nacional. Esta gran proporción de riqueza de origen destructivo crecerá sin duda alguna el día en que los impuestos mineros se hagan más justos y remunerativos, hasta acercarse al sueño suicida de algunos ingenuos que ven como el ideal de la hacienda venezolana llegar a pagar la totalidad del Presupuesto con la sola renta de minas, lo que habría de traducir más simplemente así: llegar a hacer de Venezuela un país improductivo y ocioso, un inmenso parásito del petróleo, nadando en una abundancia momentánea y corruptora y abocado a una catástrofe inminente e inevitable.


Pero no sólo llega a esta grave proporción el carácter destructivo de nuestra economía, sino que va aún más lejos alcanzando magnitud trágica. La riqueza del suelo entre nosotros no sólo no aumenta, sino tiende a desaparecer. Nuestra producción agrícola decae en cantidad y calidad de modo alarmante. Nuestros escasos frutos de exportación se han visto arrebatar el sitio en los mercados internacionales por competidores más activos y hábiles. Nuestra ganadería degenera y empobrece con las epizootias, la garrapata y la falta de cruce adecuado. Se esterilizan las tierras sin abonos, se cultiva con los métodos más anticuados, se destruyen bosques enormes sin replantarlos para ser convertidos en leña y carbón vegetal. De un libro recién publicado tomamos este dato ejemplar: «En la región del Cuyuní trabajaban más o menos tres mil hombres que tumbaban por término medio nueve mil árboles por día, que totalizaban en el mes 270 mil, y en los siete meses, inclusive los Nortes, un millón ochocientos noventa mil árboles. Multiplicando esta última suma por el número de años que se trabajó el balatá, se obtendrá una cantidad exorbitante de árboles derribados y se formará una idea de lo lejos que está el purguo». Estas frases son el brutal epitafio del balatá, que, bajo otros procedimientos, hubiera podido ser una de las mayores riquezas venezolanas.


La lección de este cuadro amenazador es simple: urge crear sólidamente en Venezuela una economía reproductiva y progresiva. Urge aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas y amplias y coordinadas de esa futura economía progresiva que será nuestra verdadera acta de independencia. Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales.


La parte que en nuestros presupuestos actuales se dedica a este verdadero fomento y creación de riquezas es todavía pequeña y acaso no pase de la séptima parte del monto total de los gastos. Es necesario que estos egresos destinados a crear y garantizar el desarrollo inicial de una economía progresiva alcance por lo menos hasta concurrencia de la renta minera.


La única política económica sabia y salvadora que debemos practicar, es la de transformar la renta minera en crédito agrícola, estimular la agricultura científica y moderna, importar sementales y pastos, repoblar los bosques, construir todas las represas y canalizaciones necesarias para regularizar la irrigación y el defectuoso régimen de las aguas, mecanizar e industrializar el campo, crear cooperativas para ciertos cultivos y pequeños propietarios para otros.
Esa sería la verdadera acción de construcción nacional, el verdadero aprovechamiento de la riqueza patria y tal debe ser el empeño de todos los venezolanos conscientes.


Si hubiéramos de proponer una divisa para nuestra política económica lanzaríamos la siguiente, que nos parece resumir dramáticamente esa necesidad de invertir la riqueza producida por el sistema destructivo de la mina, en crear riqueza agrícola, reproductiva y progresiva: sembrar el petróleo.

sábado, 29 de enero de 2011

Un par de links interesantes.

Esto funcionaba hace 100 años... porqué no puede funcionar ahora? Nuestro país tiene mas dinero, supuestamente tiene mas tecnología y en teoría estamos mas preparados.

http://www.tramz.com/ve/lc/lcs.html