lunes, 17 de mayo de 2010

Un artículo extra.

Aunque no es nuestra costumbre, hoy reporoducimos un artículo de Manuel Caballero [reconocido historiador venezolano] que ha sido publicado en el diario El Universal el 17 de mayo de 2010. Su lectura resulta interesante y divertida. Disfrútenlo.

Manuel Caballero // De archivos y chivatos

El archivo de Bolívar, de la Academia de la Historia al Puente de las Fuerzas Armadas
Que se trasladen los archivos de Bolívar y los de Miranda desde la Academia de la Historia al Archivo General de la Nación, en ninguna parte del mundo provocaría controversia, como no sea en el terreno técnico: que si uno u otro local es el más apto para recibir esos documentos, que si el personal tiene mayor o menor entrenamiento para manejarlos.

Un buen ejemplo de esto se dio en la Escuela de Historia de la UCV siendo Rosalba Méndez directora y Josefina Bernal decanesa de la Facultad: unos seis mil libros donados por la Fundación Lecuna, fueron entregados a la Biblioteca Nacional, donde podían ser mejor ubicados y utilizados. Nadie pretendió hacer una alharaca con un acto normal y corriente ni mucho menos pretender que se estaba descubriendo América o desencadenando una revolución cultural, mucho menos política o social.

Simplemente ridículo

Es por eso que el escándalo armado por el gobierno al quitarle a la Academia Nacional de la Historia el cuidado de esos documentos no es un acto desacostumbrado ni ilegal: simplemente es ridículo. Con el clásico mal gusto militar, se le ha querido dar al acto rutinario de una administración, el carácter heroico de una batalla. ¡Imagínense Uds., arrancar los archivos del Padre de la Patria de manos de esos saporrabúos de oligarcas que los tenían escondidos para que el pueblo no pudiese ver jamás la credencial de miembro del PSUV que el Libertador cargaba en su morral y que sólo mostraba para rematar sus arengas con el consejo tradicional!: (¡Nunca salga sin ella!).

El decreto presidencial y las declaraciones de algunas focas dicen, palabras más palabras menos, eso. En primer lugar, se postula que un bien público como esos archivos no debe estar en manos privadas. De acuerdo, pero lo que estos ignaros no saben es que la Academia no es una institución privada sino pública.

El día de San Simón

Ella fue fundada el 28 de octubre (día de San Simón) de 1888 por Juan Pablo Rojas Paúl, a la sazón Presidente de la República y nunca ha dejado de ser un ente público. Sus archivos, biblioteca y hemeroteca están abiertos al público en horarios normales, en las condiciones que toda institución de ese tipo impone a sus usuarios: por ejemplo, en algunas de los más prestigiosos archivos y bibliotecas del mundo se debe ser, cuando menos, mayor de edad para ingresar allí; y para el manejo de manuscritos antiguos se deben usar guantes y mascarilla, no sólo para proteger esos documentos, sino la salud del usuario.

De modo que esos archivos están a la disposición del pueblo. Pero el problema es que "el pueblo" no siempre está en disposición de consultarlos. Un ejemplo: en la comisión que ha sido enviada a recibir esos archivos, había quienes daban la impresión de que no los hubiesen consultado jamás; que no tuviesen idea de dónde estaban, y que ni siquiera supiesen dónde diablos quedaba la Academia.

Oligarca, ¡temblad!

Hay una persona que, obligatoriamente debía conocer al menos el Archivo del Precursor: tengo entendido que la viceministra Carmen Bohórquez, una de las más vociferantes denunciadoras de esa oligarquía que impedía que "el pueblo" tuviese acceso a los sagrados documentos, escribió un volumen sobre Miranda. Entonces, una de tres: o ella nunca consultó ese archivo, lo cual da una idea de la calidad de ese trabajo suyo; dos, o sí lo hizo, y entonces es una mentirosa de tomo y lomo; o, tres, ella no pertenece al "pueblo" y, por lo tanto es una oligarca (¡temblad!) de uña en el rabo.

Mario Sanoja, obediente a la más mínima voz de mando venida de Fuerte Tiuna, se une al coro: ¡Gloria a Dios en las alturas y en la Tierra al Héroe del Museo Militar, por haber rescatado el archivo del Libertador de las manos de la oligarquía para ponerlo en las del pueblo! Yo creo que los sacrílegos autores del secuestro de esos archivos deberían ser pasados por las armas, comenzando por un tal Mario Sanoja Obediente que, desde hace más de once años, no sólo forma parte de esa corporación oligarca, sino que es hoy mismo su Vicepresidente.

La retórica del traslado

De modo pues que, como se decía al principio, lo grave no es el traslado de unos archivos de un edificio público a otro, sino la retórica que acompaña a ese traslado.

El peligro está en las manos de quienes han de manejarlos, de manipularlos. No nos referimos a algunos pobres diablos que creen que sea "un puesto" lo que les da idoneidad como historiadores, sino al supremo mandamás cuya encadenada y rimbombante retórica copian en todas sus declaraciones: esos archivos, dice, se emplearán para "rescribir" la historia como se debe, o sea, patria socialismo y muerte.

Se dice que el traslado se hará en un acto festivo popular y revolucionario. Imaginamos que allí mismo se entregarán al pueblo esos archivos.

En primer lugar a los gloriosos integrantes de las FACV (Fuerzas Armadas Cubanas de Venezuela, antes FFAANN); y a Lina Ron, a Richard Peñalver, a Darío Vivas y demás desechos sociales. Con lo cual debe entrarle un fresquito a los investigadores: dentro de poco podrán recuperar esos documentos a vil precio bajo el puente de la Avenida de las Fuerzas Armadas.

lunes, 10 de mayo de 2010

EL CONTROL DE CAMBIO

Los venezolanos tenemos que empezar a plantearnos cómo salir de este atolladero y cuáles serán las medidas que habrá que tomar para reconstruir nuestra economía, nuestra sociedad y nuestro país y en este artículo planteamos las razones para por las cuales consideramos que uno de los primeros pasos para iniciar la reconstrucción económica de Venezuela debe ser la eliminación del control de cambio.

El control de cambio se impuso en 2003, y básicamente implica que los ciudadanos o empresas venezolanas no pueden cambiar sus Bolívares a otras monedas libremente, sino que deben hacerlo usando una única vía gubernamental (CADIVI) y sujetos a las regulaciones y procedimientos que este organismo fija.

Pero… Porqué debe desaparecer?

En primer lugar debe desaparecer porque no cumplió con su cometido de detener el flujo de divisas que sale del país. Las divisas siguen saliendo, bien sea por medio del comercio de los bonos emitidos por el estado venezolano, PDVSA y -próximamente- la CVG -quienes colocan de una manera irresponsable bonos en el mercado sin hacer el mínimo cálculo sobre su capacidad futura de pago; el dinero se escapa a través de las fronteras pues miles de ciudadanos tratan de cambiar sus ahorros a pesos, dólares, euros o reales ante el temor a otro "devaluación sorpresa" u otro "madrugonazo" ; el dinero se escapa a través de unas muy dudosas “inversiones” que este gobierno realiza sin ningún orden ni vigilancia en los más diversos países del mundo (Fondo Chino-Venezolano, Fondo Ruso-Venezolano, Fondo Iraní-Venezolano, compra de refinerías e industrias quebradas en el Cono Sur, el Banco del Sur y cientos más. También el dinero escapa en forma de "regalos" (ya ni siquiera disfrazados de inversiones) a Nicaragua, Cuba, Argentina, Uruguay, Bolivia y a cuanto Gobierno le estire la mano y -como si fuera poco- el dinero se escapa en efectivo en maletas que recorren América Latina y el mundo financiando las más disparatadas causas, campañas electorales y Dios sabe qué más. Llama poderosamente la atención que a pesar de tener un control de cambio desde 2003, las reservas internacionales venezolanas siguen sin superar los 30 mil millones de dólares que es mas o menos lo que había al inicio de dicho esquema de control.

En segundo lugar debe desaparecer porque no ha cumplido con su tarea de suministrar divisas preferenciales al sector productivo del país. Por el contrario, se ha convertido en un cuello de botella que ha sumido a nuestros empresarios en la ruina al obligarlos a acudir al dólar paralelo o a endeudarse enormemente con sus proveedores en el exterior. Muchas empresas venezolanas han tenido que cerrar, ir a vacaciones forzosas o tienen serias dificultades pues no obtienen a tiempo las divisas que necesitan para comprar los insumos que requieren para funcionar; un buen ejemplo son las -casi emblemáticas- empresas ensambladoras de vehículos en el centro del país.

El control de cambio debe desaparecer porque se ha convertido en un obstáculo casi insalvable para las personas comunes que desean estudiar o trabajar en el exterior pues viola flagrantemente el derecho de los ciudadanos a gastar el dinero en lo que más les convenga o deseen, pero también se ha convertido en un obstáculo para aquellas personas o empresas que deseen invertir su dinero o enviar remesas al país pues sus euros o dólares se transforman en sal y agua con el cambio oficial. El envío de remesas al país de origen es una parte de la economía muy importante en México, Guatemala, Colombia y en otras regiones del mundo. En Venezuela nos perdemos esa oportunidad, a pesar de tener cerca de un millón de residentes en el exterior.

Por otra parte, el control de cambio se ha transformado en una herramienta de retaliación política. Las personas o empresas que no siguen mansamente los designios del "soberano" son castigadas con la negativa a obtener divisas o en el mejor de los casos con demoras de meses e incluso años de trámites y burocracia interminables. Incluso -en una evidente estrategia para complicar la entrega de divisas- se ha autorizado a los funcionarios de CADIVI a requerir "cualquier documento que se juzgue conveniente para procesar una solicitud", lo cual da un amplísimo margen para obstaculizar -o simplemente negar- el proceso.

Más allá de eso, la asignación de las divisas se hace en base a un esquema de importaciones prioritarias para el país que cercena las libertades económicas y que se basa en una muy dudosa idea de desarrollo nacional. Cosas como libros o papel de impresión -por citar dos casos- no se consideran como bienes "prioritarios para el desarrollo nacional" y por lo tanto no pueden ser importados -a menos que se recurra al mercado negro y por lo tanto su precio se dispare casi al infinito-. Resulta mas que curioso que en una "Revolución socialista" los libros se consideren bienes "no indispensables". Otros ítems como autopartes tampoco reciben trato preferencial impulsando su escasez y el encarecimiento.

Por si fuera poco el control de cambio ha creado un mercado negro de divisas que es totalmente incontrolable y al cual se ven obligados a acudir empresarios y comerciantes que necesitan comprar materias primas o mercancías en el exterior. En este mercado -basado en el miedo, la especulación y la usura- las divisas tienen precios de cuatro o cinco veces el valor que tienen en el mercado oficial lo cual termina reflejándose inevitablemente en los precios que paga el consumidor final.

Además el control de cambio ha creado un enorme campo para la corrupción. Empresarios inescrupulosos se llenan los bolsillos obteniendo dólares preferenciales que luego revenden dentro del país para obtener utilidades cambiarias, los bancos se hacen ricos con los intereses de las tarjetas de crédito que los usuarios se ven obligados a usar para viajar al exterior o con los bonos de la deuda venezolana -que al ser negociados en bolsas de valores en el exterior les permiten obtener dólares a un precio inferior que el paralelo- cuya fecha de emisión solo ellos conocen y por lo tanto solo ellos pueden comprar. Controlar estas operaciones es difícil -por no decir imposible- y los delincuentes de cuello blanco se salen con la suya sin que nada ni nadie los detenga.


Por si fuera poco, la dificultad en la adquisición de divisas -que empuja los precios hacia arriba- y las brutales devaluaciones sorpresa -que empujan los precios aún mas- han creado un círculo inflacionario casi imposible de detener pues la población -que no entiende de las sutilezas económicas pero siente la pérdida de poder adquisitivo- prefiere comprar bienes a ahorrar, lo cual empuja la inflación aún más.

El control de cambio además propicia además el endeudamiento de la población –que busca comprar hoy lo que no podría comprar mañana) pero también atenta contra el ahorro, creando un cóctel peligroso para la estabilidad del sistema financiero.

Finalmente hay que señalar que en Venezuela ya habíamos tenido varias experiencias con el control de cambio y siempre fue necesario desmontarlo debido a su ineficiencia y a los negocios sucios que generaba. Justamente uno de los escándalos mas grandes que vivió la llamada "IV República" fue el de RECADI y parece que la lección no se aprendió.


Se percata del Gobierno Nacional de toda esta situación? Indudablemente que si, pero el tremendo costo que genera a los venezolanos no parece importarles, pues mantener este sistema les permite mantener un férreo control sobre la economía del país y sobre la vida de sus ciudadanos. Cabría preguntarse si incluso este ataque a la economía nacional se hace a propósito con el fin de acabar con la industria privada y hacer a nuetsra gente mas dependiente de las limosnas oficiales.

Lamentablemente, nuestros ciudadanos siguen sin darse por enterados de esta situación, y nuestros jóvenes -a quienes debería importarles aún mas, pues es su futuro el que está en juego- parecen estar interesados solamente en los Blackberries y planear las rumbas vía Facebook o Twitter y no en el collar y el bozal que con mas prisa que pausa se pone a sus vidas.

Qué triste.

JKO

En nuestro próxima entrega continuaremos explorando el tema del control de cambio y en las alternativas para desmontarlo.