viernes, 25 de diciembre de 2009

EL SHOW EN COPENHAGEN

El papel representado por nuestro Presidente en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático, llevada a cabo en la capital danesa durante el mes de diciembre, fue simplemente atroz.

Nos impresiona en primer lugar su falta de ética, al utilizar -junto con los otros gobernantes del ALBA- esa importante ocasión para publicitarse como líder anti-imperialista mundial y no para asumir un papel constructivo y ayudar a buscar una solución al enorme problema al que se enfrenta la humanidad.

Buena parte de sus discursos no fueron más que el eterno sonsonete de “Estados Unidos tiene la culpa de todo” que durante décadas ha caracterizado a algunos gobiernos irresponsables de América Latina, quienes usan ese discurso para distraer la atención sobre las verdaderas responsabilidades de las penurias que afrontan los habitantes de la región. Muy lamentablemente ese discurso sigue teniendo éxito, no solo en América Latina sino con la desinformada izquierda europea y con un gran número de grupos de aprovechados activistas de mil banderas. El caso es que este discurso –que puede sonar muy bonito a algunos- no tenía nada que ver con lo que se discutía allí y solo sirvió para agitar el ambiente y crear más diferencias de las que ya había al iniciar la conferencia.

En medio de su retórica -totalmente contradictoria y fuera de lugar- además afirmó que solo firmaría un acuerdo basado en el Protocolo de Kioto. Vale la pena destacar que Venezuela se adhirió al protocolo de Kioto en 2004 -que además fue ratificado por la Asamblea Nacional en 2005, lo cual le da rango constitucional- y sin embargo, 5 anos después no lo hemos cumplido. De hecho, hemos hecho todo lo contrario.

El Protocolo de Kioto señala que para 2012 los países signatarios deben reducir sus emisiones de gases que causan el efecto invernadero a un 5% por debajo de los niveles que emitían en 1990. Entre 1992 y 2007, Venezuela aumentó sus emisiones de gases que causan el efecto invernadero en 53.65% y ni siquiera hay datos de la situación actual. Entonces... cómo puede Hugo Chávez pretender imponer al mundo algo, que su gobierno prometió cumplir y no ha cumplió?

Cierto es que Estados Unidos es uno de los más grandes contaminantes del globo, pero no es el más grande. El mayor productor de gases que causan el efecto invernadero es China y sobre esto el paladín global no mencionó ni una palabra. Tampoco criticó el hecho de que Brasil se negara a firmar el acuerdo con la excusa de que China no lo había firmado, y tampoco señaló que algunos países capitalistas y desarrollados como Alemania, Francia, el Reino Unido y la anfitriona Dinamarca si han cumplido –y algunos de ellos sobrepasado- las metas de Kioto.

No contento con esto, el Presidente hizo noticia al transformarse en el defensor de los activistas que protestaban en las calles de la capital de Dinamarca. Incluso –con un cinismo escandaloso- llegó a decir que represiones como la vista allí no eran vistas en Venezuela. Lo dice el mismo individuo que meses antes ordenaba arrojar "gas del bueno" contra los estudiantes universitarios de su propio país, que ha ordenado la creación de grupos armados para aterrorizar a la población que se le opone y de quien hay evidencia de que ordenó aplicar el Plan Ávila en abril de 2002.

Incluso -en su loca búsqueda de espacio en los periódicos y en un arrebato de arrogancia que demuestra que poco queda del muchacho que vagaba descalzo por Sabaneta- encaró burlonamente al personal de seguridad que le pedía que le permitiera usar la sala a otros jefes de estado que también necesitaban dar ruedas de prensa.

Finalmente, mientras los líderes del mundo cenaban y trataban de sentar las bases de un acuerdo, el paladín de los oprimidos del mundo se dedicaba a juguetear en la nieve con su leal y buen amigo –y gran beneficiario del dinero venezolano- Evo Morales, quién –por cierto- también hizo un papel lamentable en ese evento.

Cierto es que el acuerdo de Copenhague no es vinculante y está muy lejano a lo que se necesita. Pero es algo, y es mejor que nada. Incluso el Presidente de Maldivas -cuyo país simplemente desaparecerá del mapa en una década de continuar las tendencias actuales de aumento del nivel del mar- lo vio de esa manera. Negarse a firmar el acuerdo -que no pasa de ser una declaración de intenciones- es una muestra de total falta de solidaridad con el mundo entero.

Aunque no hay manera de saberlo con certeza, muchos expertos pronostican que Venezuela se verá tremendamente afectada por el calentamiento global. Los cambios en los patrones de las lluvias afectarían nuestra agricultura, nuestro suministro de agua potable y nuestra producción eléctrica -por citar solo tres cosas de vital importancia-, temporadas de huracanes más largas y violentas podrían golpear nuestros litorales -en donde se concentra la mayor parte de la población del país- , el aumento del nivel del mar podría hacer desaparecer a la costa Oriental del Lago de Maracaibo, al Delta del Orinoco y transformaría Paraguaná en una isla, Margarita podría quedar dividida en dos al inundarse la zona de la Restinga, el delicado equilibrio de salinidad del Lago de Maracaibo se afectaría al entrar más agua salada en su fosa -acabando con toda la economía basada en la pesca de la zona- y aumentos en el nivel del Río Orinoco podrían inundar bastas zonas de nuestro Llano. Además, el aumento en la temperatura del agua del Caribe podría acabar con los corales y hacer migrar a los bancos de peces a zonas más lejanas. Aparte de esto, uno o dos grados más de temperatura serán suficientes para que el dengue y el paludismo puedan llegar al último rincón del país e incluso nuestra Gran Sabana podría convertirse en un árido desierto. A nuestro modo de ver, esto es más que suficiente como para no tomarse el calentamiento global a broma –como evidentemente Chávez se lo toma-.

Hace pocos años, nuestro Presidente mencionó que nuestros líderes iban de cumbre en cumbre y nuestros pueblos de abismo en abismo. Hoy en día, él mismo no se pela una cumbre y en cada una de ellas se transforma en noticia. En este caso, lamentablemente, fue más allá, y su falta de seriedad nos ha llevado a nosotros –y al mundo entero- aún más cerca de una tragedia de proporciones inimaginables.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Basura, basura y mas basura

Nuestras ciudades dan asco. Las montanas de basura están por todas partes, los malos olores amenazan con asfixiarnos y las ratas -mas que satisfechas- corren alegremente por nuestras aceras.

Esta situación no puede seguir así. En pleno siglo XXI, ciudades anteriormente conocidas por su suciedad como Barcelona, Atenas, Lima o la Ciudad de México han logrado superar este problema y nosotros seguimos varados en el mismo punto que hace veinte anos... o incluso en peores condiciones. Este problema debe ser resuelto, y debe ser resuelto pronto. No solamente por razones de mera estética, sino por razones de salud pública.

Aquí trataremos de proponer algunas medidas para mejorar esta situación; sin embargo debemos senalar que dichas medidas aplicadas de forma aislada y sin interconexión no son suficientes para resolver el problema y que no pasarían de ser "panitos de agua tibia". Las medidas deben ser aplicadas como un todo y de manera que unas complementes a las otras.

Para empezar existe una manera de reducir la cantidad de basura -y además obtener dinero- y es mediante el reciclaje. Las municipalidades pueden colocar containers separados -de colores diferentes- en algunos sectores de las ciudades de manera que la gente separe los desperdicios por si misma (vidrio, papel y cartón, metales, plásticos). Esto permite reducir la cantidad de desperdicios que van al relleno sanitario, ayuda al medio ambiente al reutilizar recursos y permite obtener dinero por la venta de estos materiales -que además no han costado nada, por lo que es el negocio perfecto- . Además tendría beneficios políticos importantes para lo alcaldes que lo pongan en marcha. A qué político no gustría ser tachado de "protector del medio ambiente"? Increiblemente, algo tan simple como esto (y que podría auto-financiarse e incluso generar algunos recursos extra para una municipalidad) no ha sido puesto en marcha.

Aparte de esto, las rutas de recogida de desperdicios deben ser planeadas mejor. Lamentablemente las empresas que se encargan de la recogida de los desechos usan parámetros propios de países con otros patrones climáticos sin tomar en cuenta que lo que en Suecia demora tres días en descomponerse, bajo el sol y la humedad venezolana demora uno. Evidentemente en áreas comerciales se requiere recoger la basura mas que dos veces a la semana y además, los usuarios deben depositar la basura en puntos específicos y no frente a sus casas o negocios. Solamente en nuestras ciudades se ven restaurantes de lujo con cerros de bolsas de basura en la entrada y eso no puede continuar. Los usuarios deben colocar la basura en puntos específicos establecidos con anterioridad so pena de multas -que las municipalidades están autorizadas a emitir y a cobrar- Esto permitirá que los camiones de basura puedan hacer recorridos mas rápidos, atacando puntos concretos, sin obstaculizar el tránsito.

En pleno siglo XXI nos sorprende que las brigadas de limpieza en nuestras ciudades no posean equipos para limpiar los espacios urbanos de una manera rápida y eficiente. Existen cientos de companías en el mundo que venden dichos equipos -cuyo manejo no es complicado- Usarlos permitiría mantener limpios espacios mas grandes con el mismo personal. Incluso existen algunos equipos que usan chorros de agua y jabón, cosa que no le caería nada mal a la Avenida Urdaneta.

En muchas ciudades existe un día en particular en el que se recogen muebles y corotos viejos. Esto sería particularmente útil en nuestras ciudades donde no hay quebrada, cano, alcantarilla o río que no tenga varios colchones flotando en su cauce.

Además, tendremos que hacer una tremenda campana de educación y de información. En Venezuela sabemos hacer eso... y lo hacemos muy bien. Las campanas en la década de los '80's sobre cómo debían comportarse los usuarios en el Metro de Caracas no solamente fueron un éxito, sino que fueron copiadas en todo el mundo.

Por otra parte, cada municipio debería tener una estación de transferencia, cercana al núcleo urbano mas importante, donde los camiones de basura puedan depositar su carga. De esta manera se puede usar el mismo camión para mas viajes en menos tiempo (pues el camión no debe viajar a un remoto botadero de basura). Desde estas estaciones, la basura puede ser trasladada durante las noches (para no obstaculizar el tránsito) mediante camiones mas grandes y resistentes o en un futuro mediante vías férreas. Esta estación de transferencia puede servir tambien para depositar el material a reciclar -que luego será vendido- y para medir y controlar la cantidad y procedencia de los desechos, información que servirá para mejorar el sistema de recolección. También serviría para separar materiales peligrosos para enviarlos a sitios donde se pueda disponer de ellos de forma segura. Hay que senalar que una estación de transferencia no es un botadero secundario, es una instalación industrial, techada y donde se realiza una labor de separación, clasificación y recabado de información de los desechos que genera una ciudad.

Siguendo con la cadena, nos encontramos que en nuestro país no existe ni un solo relleno sanitario que cumpla con las normas internacionales mínimas. En cada una de nuestras ciudades el problema es el mismo, desde Lagunillas en Mérida hasta la Bonanza en Caracas. Es urgente que en cada municipio o grupo de municipios cercanos se hagan los estudios necesarios para encontrar un sitio con las condiciones geológicas necesarias para instalar un relleno sanitario que cumpla con las normas internacionales y que permita una vida útil de 15 o 20 anos, así como los proyectos relacionados con los detalles estructurales y de operación del relleno, el uso de los gases que generará y el uso final que se le dará una vez que deje de funcionar.

Un relleno sanitario no es simplemente un hueco donde se arroja la basura. Es una instalación que debe tener un tamano suficiente para funcionar durante un período muy largo -pues la inversión que se requiere es alta y solo es factible hacerlo si resuelve el problema por un período de tiempo lo duficientemente largo-, por ello, debe ser un sitio geológicamente estable y con niveles freáticos profundos para evitar que se inunde; además debe ser construido de manera tal que pueda desarrollarse por etapas. Los desechos se disponen sobre capas de materiales impermeables y los líquidos que se generan por la descomposición de la basura pueden ser conducidos y tratados antes de llegar a las corrientes de agua, también se insertan tuberías para conducir los gases que se forman y evitar las explosiones e incendios tan comunes en nuestros botaderos de basura. Por otra parte el acceso a estas instalaciones es restringido para evitar el robo de maquinaria y las invasiones.

Con el transcurrir del tiempo, se llegará al final de la vida útil del relleno y este tendrá que ser clausurado, pero si este se ha disenado bien, podrá ser transformado en un área recreacional con una mínima inversión. Las opciones son muchas y van desde parques y bosques hasta instalaciones deportivas.

Es cierto que lo descrito arriba cuesta mucho dinero, pero las inversiones pueden ser compartidas por varios municipios, el Ministerio del ambiente y los gobiernos estadales y nacional. Además, ciertas etapas del proceso podrían generar ingresos -como el reciclaje-; además, siendo Venezuela un país que subsidia generosamente la Revolución continental, que financia referendums fraudulentos en Honduras, tiende cables de fibra óptica que cruzan todo el Caribe para comunicar a Cuba con el mundo y construye refinerías para dar trabajo a los brasilenos, el dinero no debería ser un problema.

Estas inversiones permitirían mejorar las condiciones sanitarias de millones de personas, ayudaría a preservar el medio ambiente, a reducir las cantidades de desperdicios que van a nuestros ríos, crearían empleos e incluso -en algunas condiciones- podrían ser sustentables económicamente. La solución no es sencilla, ni habrá resultados de un día a otro, pero si no empezamos pronto, seremos devorados por la basura... o por las ratas que viven en ella.