martes, 20 de octubre de 2009

LA ENERGIA NUCLEAR EN VENEZUELA

Ya desde hace algún tiempo, altas esferas del Gobierno Nacional insisten en el discurso -hasta ahora mas nada se ha visto- del uso de la energía nuclear para producir electricidad en Venezuela, y ya que hace poco hemos tocado el tema de la generación eléctrica hemos pensado que podríamos señalar algo sobre este tema.

En primer lugar, hay que decir que en Venezuela ya se usa la energía atómica con fines pacíficos. Se usa en medicina (tratamiento de tumores), industria petrolera (perfilaje de pozos) y esterilización de material médico quirúrgico. También hay que señalar que en Venezuela se investigó activamente en torno a la energía atómica en las décadas de 1950’s y 1960’s y que Venezuela tuvo el primer reactor nuclear de Iberoamérica. Por lo tanto el discurso de que a Venezuela se le niega el uso de la energía atómica es totalmente falso.

Instalar una planta que produzca electricidad a base de energía atómica no es sencillo. Aunque la “teoría” es ampliamente conocida, la puesta en práctica –el know how- es complicada, engorrosa y llena de escollos, al fin y al cabo se trata de controlar la misma reacción que se produce en una bomba atómica y –además- sacarle provecho. Para Atomenergoprom, Hitachi, Siemens, Mitsubishi, Electricité de France , General electric, Atomic Energy of Canada Limited, Areva, Westinghouse, la South African Nuclear Energy Corporation, Ensa o INITEC –por nombrar unos cuantos ejemplos de empresas pertenecientes a diferentes países que construyen estas instalaciones- este desarrollo ha sido caro y difícil y no nos van a regalar su trabajo, nos lo venderán… y muy caro. Se estima que para el año 2009 una central nuclear tiene un costo de entre 6.000 y 9.000 millones de dólares dependiendo de la tecnología y de su vida útil. Es decir, construir una central atómica en Venezuela puede ser igual a un tercio de nuestras reservas internacionales.

En segundo lugar, las plantas nucleares necesitan un –valga la redundancia- combustible nuclear y nosotros no lo producimos. Tenemos Uranio –o al menos eso dicen, pues esos yacimientos no están certificados y no se sabe si son comercialmente viables- pero ese mineral sin procesamiento es totalmente inútil-. De hecho, la mayoría de los países que poseen centrales nucleares no producen el combustible que estas necesitan y deben comprarlo a quienes si lo producen (Estados Unidos, Rusia, Brasil, Francia, Inglaterra, Japón por ejemplo) y significa basar la generación eléctrica en importaciones que pueden estar sujetas a problemas. Por otra parte, parece muy poco inteligente para un país como Venezuela que casi siempre ha producido la energía que consume –y tiene capacidad para producir mucha más- poner el suministro eléctrico en manos de Rusia, China o Estados Unidos. El combustible nuclear no es especialmente caro (ronda los 22 US$ por kilogramo), pero se necesitan varias toneladas para que la planta funcione, así como un suministro continuo y confiable.

Hay que señalar que en las economías de mercado, los enormes costos de construcción y los –muchísimo menores- costos de operación se recuperan al vender la electricidad, pero en Venezuela donde la electricidad es muy barata pues se produce en centrales hidroeléctricas y además es subsidiada por el estado esto no sería posible. Sería una instalación a la que habría que inyectarle dinero permanentemente y nosotros ya hemos tenido experiencias muy lastimosas en ese sentido.

Por otra parte hay dificultades básicas inherentes a la construcción y operación de esas instalaciones y mencionamos una fundamental: Dónde la pondrían? Si el combustible es importado la respuesta lógica sería en una ciudad portuaria, pero sinceramente dudamos que los habitantes de Puerto Cabello, Maracaibo, Puerto La Cruz, Punto Fijo o Puerto Ordaz deseen tener algo así cerca… o la pondrían en Choroní?

Por otra parte, quién va a trabajar allí? Tenemos nosotros el personal necesario para operar esa instalación 24 horas, 365 días al no por 30 o 40 años? O la dejaremos en manos de extranjeros? Hay que tener en cuenta –además- que las centrales nucleares requieren mantenimiento y control, y este no es barato y debe ser hecho con rigor y seriedad. Un error o un detalle que se pase por alto en estas instalaciones conduce a consecuencias mucho peores que un apagón.

Si finalmente todos estos obstáculos se superan, habrá que pensar en qué hacer con los desperdicios que esta central generará. Estos desperdicios son peligrosos y requieren en primer lugar una serie de tratamientos para reducir su peligrosidad y luego almacenaje en sitios seguros por siglos –o incluso milenios-. Y esto requiere aún más tecnología y aún más dinero. Si esa “basura” cayera en malas manos podría ser usada para actos terroristas o –sin ir tan lejos- dejarla abandonada en un rincón podría afectar a cientos de miles de personas de manera irreversible. Hay que destacar que este problema no ha sido resuelto en ninguno de los países que usa energía atómica y causa controversia a nivel mundial y no parece muy racional para nosotros –que ni siquiera podemos lidiar con la basura del boulevard de Sabana Grande- meternos en un problema así.

Y qué pasaría si ocurriera un accidente? Si hubiera un escape? Un goteo? Un incendio? Tienen nuestros equipos de emergencias el equipo necesario para actuar?, el personal sabría qué hacer y cómo hacerlo? Probablemente no y ese punto debería prepararse incluso antes de siquiera iniciar la construcción de esa central.

30 o 40 anos luego de iniciada la operación de la planta habrá que enfrentarse a otro problema: su cierre. Las centrales nucleares tienen una vida útil corta (las represas de gran tamaño como Guri se diseñan para durar 120 o 150 años) y luego hay una enorme instalación que no puede usarse para mas nada, cuyos componentes no pueden ser reciclados (pues están contaminados) y que –para colmo- debe ser vigilada y chequeada permanentemente.

Por otra parte habría que mirar las cosas desde otro punto de vista: el político. El poder nuclear implica también responsabilidad para con los demás países y para con nosotros mismos. Implicaría crear leyes que regulen esta materia en nuestro país, observar y mantener los tratados internacionales que se han firmado con anterioridad, aceptar la supervisión de los organismos internacionales que regulan el tema –la OIEA- y ser lo suficientemente maduros como para evitar juguetear con la idea de darle otros usos a ese poder. Nos es inevitable pensar que en un país donde el jefe del estado manda al Cipote a la ONU, a la OEA, a la CIDH, y a cuanto organismo o gobierno no aplauda sus actos, el cumplimiento de lo señalado más arriba podría ser difícil.

El programa nuclear venezolano causa resquemor incluso antes de nacer. Hemos visto como se mandan tanques a nuestras fronteras como si se tratara de ordenar una pizza, somos los mejores aliados de un gobierno que no tuvo ningún tapujo en llevar al mundo al borde de la guerra atómica en 1962 y muy buenos amigos de gobiernos que cierran la llave del gas a media Europa en medio del invierno y de otros que amenazan con “borrar de la faz de la tierra” a un pueblo con el que ni siquiera tienen fronteras. No podríamos culpar a nadie sino a nosotros mismos de que nuestra central nuclear es vista con malos ojos.

No es la idea de este artículo decir “no se puede”. Evidentemente si no hubiera ninguna otra opción de justificaría plenamente, pero hay que señalar que no es fácil y que antes de dar ese paso –que nos obligaría a encarar todos estos problemas y otros mas que no señalamos por razones de espacio- habría que estudiar todas las demás alternativas y dentro de lo posible agotarlas.

Tocoma y el Uribante-Caparo no se han terminado todavía –y ya se han invertido enormes sumas de dinero en ellos- y producirían tanta o más energía que una central nuclear. En los Andes puede que existan todavía zonas aptas para la construcción de más centrales hidroeléctricas -que además de generar electricidad sirven para controlar inundaciones, almacenar agua para consumo humano e industrial y pueden ser usadas como fuente de recursos (pesca) y esparcimiento- . También existe la posibilidad de renovar y aumentar la eficiencia de Guri (es caro, pero posible).

Venezuela posee además las reservas de gas más grandes del hemisferio occidental –Ramírez dixit- y podríamos usarlas para producir electricidad usando centrales térmicas. Es cierto que son contaminantes, pero lo son menos que las de petróleo o carbón y carecen de todos los problemas que hemos mencionado antes. Y si la contaminación fuera el problema, podríamos anexar un proyecto de reforestación que permitiría reducir la huella de carbono y crear empleo a mediano y largo plazo.

Estamos en una situación privilegiada para explotar la energía solar. Necesitamos los paneles, pero no es algo que no podamos hacer. El Gobierno Nacional podría alentar a la empresa privada a fabricarlos o podría incluso hacer un consorcio privado – estatal para hacerlo.

Países con menos recursos naturales que Venezuela han optado por aprovechar la hidroelectricidad, el sol, el viento, la biomasa o las celdas de hidrógeno y muchas otras fuentes de energía (desdeñando la construcción de nuevas centrales atómicas) y nosotros –bendecidos con todos los recursos- podríamos hacerlo también.

1 comentario:

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    Gobierno firma préstamo de $800 millones con el BID para hidroeléctrica (El Universal, 20 de octubre de 2009).


    12:05 PM Caracas.- El Ejecutivo nacional y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) firmaron hoy un préstamo por 800 millones de dólares para financiar parte de la central hidroeléctrica "Manuel Piar", indicó el ministro de Economía y Finanzas, Alí Rodríguez.

    El documento, aprobado por el BID el 29 de julio de 2009, fue suscrito en la sede del Ministerio de Finanzas entre representantes del BID y de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec).

    Rodríguez agradeció al BID el préstamo y recordó que se suma a otros concedidos anteriormente al mismo proyecto que suponen una aportación total que "está por arriba de 1.750 millones de dólares", precisa Efe.

    "Es el mas grande aporte creditico que está dando el BID a cualquier país", destacó el titular de Finanzas.

    La "Central Manuel Piar" es el último desarrollo hidroeléctrico contemplado en la cuenca del Bajo Caroní.

    Tendrá una capacidad instalada de 2.160 MW, generados por 10 turbinas de 216 MW, que podrán suministrar una energía promedio anual de 12.100 GWh.

    Rodríguez enmarcó la firma del préstamo en los problemas de generación, transmisión y distribución de electricidad por los que está atravesando el país, que se traducen en cortes recurrentes de energía.

    "Vamos a continuar con este esfuerzo para dar solución a un problema coyuntural que se nos ha presentado y que tenemos la certeza de superar", dijo Rodríguez.

    El proyecto tiene un costo total de 4.300 millones de dólares y la central entrará en operación en los años 2012 a 2014.

    La cuenca del río Caroní aporta el 70% de la electricidad que consume Venezuela y según expertos está al límite de su potencialidad, cuando no "sobre exigida".

    Rodríguez reiteró que la construcción de la central "Manuel Piar" "es un aporte muy importante para la creciente demanda de electricidad en el país".
    fin.

    Comentario: El 78,8 % de la generación electrica francesa proviene de la energía nuclear. Electricité de France tiene un total de 59 centrales nucleares que producen un total de 425,8 TWh. Una cuenta sencilla nos permite determinar que cada central nuclear francesa produce 7,22 TWh.... y la central Hidroelectrica Manuel Piar producirá 12,1 TWh a un precio muchísimo menor y sin las complicaciones que se mencionan en el artículo.

    PTK

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